Óscar Martínez, un zaragozano con antecedentes por robo y lesiones, admitió ayer ante el juez del Juzgado de lo Penal número 8 de Zaragoza que en septiembre del 2015 entró en una iglesia en obras de la capital aragonesa para robar.

Este hombre, defendido por la abogada Olga Oseira, tampoco tenía otra opción que admitir la acusación, ya que aquel día se olvidó una mochila en el interior del templo. La Policía Científica la analizó y descubrió ADN del encausado. No obstante, su letrada presentó una serie de informes en los que se destacaba su consumo de estupefacientes, por lo que consiguió que se le aplicara la atenuante de drogadicción y, por tanto, ser condenado a 1 año de prisión.

Este hombre reconoció que accedió a la parroquia de la Presentación de la Virgen, situada en la avenida Juan Pablo II de la capital aragonesa, aprovechando que la iglesia estaba en obras. A través de una claraboya, situada a 7 metros de altura consiguió entrar. Se valió de unas vigas y unos listones de madera que había en la fachada para escalar. Una vez en el interior, este hombre entró en las oficinas y se llevó un manojo de llaves para poder entrar otro día y robar enseres religiosos.