-¿Cómo está?

-Mi estado de ánimo actual está presidido por la preocupación y la responsabilidad. Los menores de 60 o 70 años nos estamos enfrentando a la crisis más importante de nuestras vidas con total seguridad. Y eso nos pone a prueba y genera preocupación porque, además, hablamos de una crisis imprevisible que afecta a todo el planeta. Pero, a la vez, lo afronto con un sentido de la responsabilidad absoluto, como corresponde al director gerente del IASS, y así lo asumo para hacer todo lo posible para estar a la altura de las circunstancias. Si hay un momento en que la función pública adquiere todo su sentido es este porque dar respuesta en situaciones así está en nuestro ADN deontológico pero también vocacional.

-¿Se ha derrumbado en algún momento?

-No nos podemos permitir el lujo de desfondarnos. Es verdad que entran muchas cosas a la vez y duele no dar en ocasiones una respuesta inmediata, pero no nos podemos venir abajo y hay que estar en el sitio, fijando la posición y estar centrados. No, nos podemos desfondar ni nosotros ni los que abren el supermercado, o los transportistas, o los que se quedan en casa. Tenemos que seguir y ser fuertes.

-¿Qué es lo que más le preocupa?

-Esto está afectando mucho a personas mayores, especialmente en residencias, y es muy doloroso ver lo que está pasando. Es, sin duda, la preocupación más importante. Otra inquietud es tratar de sujetar todo lo que estamos haciendo y adaptarlo a las necesidades que van surgiendo. Y creo que lo estamos haciendo bien. El nivel de entrega del personal de servicios sociales es encomiable y eso hay que reconocerlo y hace que toda esa preocupación se atenúe algo. Pero hay que prepararse para días duros, muy duros y a lo que pueda pasar en las próximas semanas.

-¿Se necesita ayuda externa para sobrellevar la situación?

-No hay tiempo para buscar ayuda externa. La edad y la vida te preparan para tirar de fondo de armario y asumir la responsabilidad que tienes para darlo todo por la gente.

-Habla de drama y de tragedia, pero también de orgullo…

-El viernes pasado hicimos una reunión en el IASS. Era una asamblea de trabajadores convocada por mí con el único objetivo de aplaudirles a todos por lo que están haciendo y les pedí que lo destinaran a todo el personal que está trabajando en las residencias. De ahí el aplauso colectivo y un vídeo que colgamos en facebook para reflejar ese orgullo que sentimos por esos profesionales del IASS y todos los que trabajan en servicios sociales. Estamos rehaciendo el sistema de acuerdo a las nuevas necesidades y está claro que la situación del personal de las residencias es especialmente dura y difícil psicológicamente. Hemos publicado esos vídeos dándoles ánimos y para que sientan el aliento de la sociedad civil. Esto es una carrera de fondo y queda mucho por hacer. Es el momento de superarnos como sociedad y estar todos donde nos toca haciendo lo que debemos hacer, demostrando nuestra fortaleza.

-Las residencias son el gran caballo de batalla. El IASS empezó pronto a repartir instrucciones y prevenir el contagio. ¿Eso evitó males aún mayores?

-Esas actuaciones previas han ido bien porque hemos generado una corriente de confianza interna y en el sector, donde, por cierto, la relación con los diferentes agentes siempre ha sido buena. Normalmente, los centros residenciales de Aragón tienen un elevado nivel de calidad y de atención y lo estaban haciendo bien. Desde julio del 2015 hemos hecho entre 150 y 200 inspecciones anuales en las residencias de Aragón, donde actualmente hay 300 centros de este tipo. Y en estos cuatro años y medio se han cerrado 23. De no haber hecho esa actuación, ahora tendríamos muchos más problemas todavía, pero seguimos vigilantes.

-¿Cuándo llegarán los tests rápidos?

-No tengo una respuesta para eso. Todo lo que son medios materiales en cuanto a tests y equipos de protección individual lo tiene que recibir el Departamento de Sanidad a través de una distribución desde el Gobierno de España. Tenemos una carencia ahí, está claro y estamos racionando lo que tenemos entre los centros en los que hay contagios y tratamos de conseguir medios para alcanzar al mayor número posible de personas. Los medios deben usarlos el personal en contacto con los contagiados. Creo que ya están empezando a llegar los test rápidos y espero que en los próximos días podamos disponer de más capacidad para proteger a la gente. Tuvimos una donación de alrededor de 4.500 mascarillas que cumplían con un mínimo de nivel de calidad y las enviamos por lotes a los centros residenciales de la comunidad para que sirvan como plan de contingencia. Ha llegado otra donación desde Sanidad a los centros con contagiados y ahora abrimos cuatro (dos en Zaragoza, uno en Huesca y otro en Teruel) para trasladar allí a personas contagiadas bien desde las residencias o bien dados de alta desde los hospitales que tengan que pasar una cuarentena. Sanidad decidirá a quién deriva a estos centros mixtos en los que nosotros pondremos el personal asistencial y que acogerán en total entre 300 y 400 plazas para evitar que se propague el contagio en las residencias.

-Los discapacitados también denuncian una alarmante falta de protección…

-Hemos llevado equipos de protección individuales allí donde ha habido casos confirmados, que no son muchos. Y estamos colaborando con las entidades haciéndoles llegar lo que tenemos, pero debemos racionar los medios porque son limitados y destinarlos a personas en contacto con contagiados y que a estos los atienda el menor número de profesionales posible para, por un lado, evitar los contagios y, por otro, procurar que los equipos de protección lleguen a usuarios y personal. El objetivo es que los centros que están completos y no pueden generar espacio de aislamiento lo puedan crear.

-Al menos el virus prácticamente no tiene incidencia en menores. ¿Cómo llevan estos el confinamiento en los centros?

-Este colectivo se está portando muy bien y sabemos que no es fácil tener a jóvenes en casa sin salir durante mucho tiempo, pero están respetando el confinamiento general y quiero felicitarles.

-¿Qué mensaje lanza a esa sociedad tan asustada?

-Nos tenemos que conjurar y hacer lo que debemos hacer porque de esto puede salir una sociedad aún mejor si mostramos capacidad para resistir y solidaridad. Debemos ser fuertes porque merece la pena intentarlo. Lo vamos a pasar muy mal, pero la sociedad saldrá de esto más unida y fuerte.