Armando Cester dejó ayer la dirección de Cáritas Diocesana de Zaragoza, tras cuatro años de gestión, para pasar el testigo a Antonio Gasós, que se enfrenta a su cargo con la intención de "ser útil" en una institución que, "con mucha grandeza", se ocupa "de quien no se ocupa nadie".

El director saliente abandonó su cargo con la satisfacción de haber logrado una Cáritas "más moderna y actual". Aunque dijo tener "una espina" por no haber conseguido que ni el Ayuntamiento de Zaragoza ni el Gobierno de Aragón hayan puesto en marcha los prometidos planes de actuación global sobre la exclusión, aunque el del consistorio esté ya redactado.

Cáritas, agregó, soluciona problemas de exclusión, pero las condiciones socioeconómicas actuales siguen generando situaciones de marginación y es por eso por lo que tienen que cambiar estas condiciones, con planes de empleo, formación o vivienda. Cester explicó que "quien antes era pobre hoy es excluido" y vive en una situación de pobreza que se potencia con la imposibilidad de acceder a servicios básicos.

El ya exdirector recordó que la delegación provincial ha tomado parte activa en el impulso del Plan Estratégico puesto en marcha por la Confederación Cáritas con un horizonte de siete años. Un Sistema de Indicadores de Gestión que apuesta por mejorar la planificación estratégica con criterios de calidad que permitan optimizar los recursos económicos y humanos de los 1.481 voluntarios, 100 contratados y 7.030 socios.

Antonio Gasós, además de alabar a los voluntarios, adelantó que continuará con la promoción de las Cáritas parroquiales y las líneas de modernización y optimización de la gestión.