Este hombre es el principal sospechoso de la muerte y posterior descuartizamiento de su mujer, Pilar Cebrián, en Ricla. El cadáver todavía no se ha encontrado, a pesar de que fue sometido a la P-300, que arrojó varias ubicaciones posibles. La Policía entiende que el tiempo transcurrido, dos años, hizo imposible encontrar los restos que debían de estar en un antiguo nevero de Ricla. En un primer momento confesó el descuartizamiento, no el asesinato, aunque ahora lo niega. Su abogado, Javier Notivoli, tiene recurrida la práctica de la prueba en el Supremo, que aún ha de pronunciarse sobre su validez.