El rey del cachopo se ha incorporado a su puesto de trabajo en el bar Gerardo de Zaragoza como de costumbre sin sospechar que la dueña del local y los agentes habían preparado una estrategia. Así, uno de ellos se ha presentado en el establecimiento haciéndose pasar por un proveedor que venía a retirar una mercancía. "Se trataba de unas madejas --detalla Raquel Contreras, porpietaria del bar--, estábamos pendientes de que vinieran a retirarlas". El agente ha pasado a la cocina y ha preguntado al sospechoso si era César Román. Este lo ha admitido e inmediatamente ha quedado detenido. Al parecer, desde su desaparición, el detenido se ha movido bajo la falsa identidad de Rafael Rujano Contreras, es decir, casualmente su segundo apellido ficticio coincide con el de la propietaria del restaurante. "Nosotros le hemos llamado Chiqui desde el primer día", apunta Raquel Contreras al respecto de la identidad del empresario huido. Antes de se trasladado a la comisaría, el rey del cachopo ha solicitado pasar por su lugar de residencia para recoger "una mochila".