Una defensa de proboscidio --un elefante antiguo o un mamut-- apareció en el término municipal de Ateca, a unos cien metros de la confluencia del río Manubles y el Jalón. Este fragmento de colmillo, de más de un metro de longitud, es el primer hallazgo de estas características en la zona, lo que le otorga un gran valor científico, según explicó el paleontólogo de la Dirección General de Patrimonio, José Luis Andrés. El descubrimiento se produjo hace aproximadamente un mes, cuando el operario de una excavadora avistó el fósil en el frente de una explotación donde estaba sacando zahorras para una obra municipal.

Al observar una forma blanca circular en la pared donde se estaban efectuando los trabajos, el maquinista paralizó la pala y avisó al dueño de la finca. "Inmediatamente lo pusimos en manos de expertos para que valoraran el hallazgo", aseguró el propietario del terreno, Enrique Pérez. La casualidad permitió también realizar una rápida valoración, ya que el dueño de la finca es familia del director del Museo Arqueológico Regional de Madrid, Enrique Baquedano, y vecino del también arqueólogo, Francisco Martínez, que advirtieron a la DGA la existencia del fósil. Tras corroborar in situ la existencia y las características del fósil, la Dirección General de Patrimonio encargó a la directora de la Escuela Taller de Restauración Paleontológica de Teruel, María Dolores Marín, los trabajos de extracción y restauración, que comenzaron este pasado domingo.

CARACTERISTICAS DE LA DEFENSA Según explicó el paleontólogo José Luis Andrés, los primeros estudios apuntan a que se trata de "un resto aislado que habría quedado depositado en este punto por el arrastre fluvial". Por lo tanto, según el experto, no parece probable que exista un yacimiento propiamente dicho en este lugar, "aunque a partir de ahora se hará un seguimiento puntual de la extracción de tierra de la finca".

Hasta que el colmillo no sea extraído no se podrá concretar si corresponde a un mamuttus --conocido vulgarmente como mamut-- o a un elefante anticus. La diferencia entre ambos colmillos radica en su forma: mientras el primero tiene una doble curvatura, el segundo es más rectilíneo. En cuanto a su datación tampoco es posible aventurar nada hasta que se realicen los análisis pertinentes, aunque en cualquier caso se trataría un fósil "relativamente reciente" si lo comparamos con los restos de dinosaurios, ya que pertenece a la era cuaternaria, bien al pleistoceno o al holoceno, una amplia orquídea que incluye el último millón de años.

En cualquier caso, para el paleontólogo de Patrimonio de la DGA, Jose Antonio Andrés, el hallazgo tiene un valor "excepcional", ya que es la primera vez que se encuentra un fósil de este tipo en la zona.