Francisca Saila está muerta. La joven de 19 años de Castejón de Sos desaparecida el pasado día 2 en la localidad cántabra de Laredo murió el sábado en La Coruña tras caer al vacío de la Torre de Hércules, aunque los hechos y su identidad no se comprobaron hasta ayer, cuando las tareas de búsqueda se habían intensificado en torno a su localidad de residencia. Allí mismo, en Laredo, se encontraban sus familiares cuando los datos de dos investigaciones distintas se cruzaron: la descripción de la joven fallecida el sábado en pleno enclave turístico de La Coruña coincidía con la de la aragonesa desaparecida.

Francisca cayó al vacío desde una altura que ronda los 60 metros por razones que se desconocen. Según varios testigos que también visitaban el sábado la Torre de Hércules de La Coruña --el faro emblema de la ciudad--, la joven oscense se encontraba aparentemente sola.

Francisca Saila compró una entrada como el resto de turistas y minutos después cayó al vacío desde el monumento por la parte conocida como playa de Las Lapas. Estaba indocumentada, por lo que sólo después de la autopsia y de la comprobación de huellas dactilares se descubrió que su identidad coincidía con la de la joven desaparecida en Laredo el pasado día 2.

ULTIMA LLAMADA Aquel domingo fue el último día que habló con su madre por teléfono. Francisca residía en Laredo por razones relacionadas con su pasión: los caballos. En esa localidad cántabra se formaba como monitora de equitación. En principio, abandonó su apartamento con intención de sacar la basura, pero ya no regresó.

El martes 4 sus padres denunciaron desde Castejón de Sos que no sabían nada de ella y los agentes de la policía que acudieron a su domicilio comprobaron que aparentemente se había marchado con intención de volver inmediatamente. Tras varios días de incertidumbre y rastreo por la zona, el dramático desenlace se conoció ayer en La Coruña, a cuatro horas en coche de distancia, al compararse los distintos datos.

Las primeras sospechas despertadas en La Coruña provocaron que los padres y el hermano de la joven, y según fuentes cercanas también su novio, se desplazaran urgentemente hacia la ciudad gallega desde Laredo. Las ropas y una cicatriz muy característica en su cuerpo no dejaron lugar a las dudas.

La noticia causó una tremenda conmoción en la localidad oscense de Castejón de Sos, donde la familia está muy integrada desde hace más de 20 años --el padre procede de San Juan de Plan--. La pasión de Francisca por los caballos le había llevado a hacer primero un curso el año pasado en Zaragoza, donde estaba dada de alta en la Federación de Hípica, y después a continuar su formación en un centro especializado de Laredo, donde pretendía obtener el título de monitora.