Papillón, el oso más célebre del Bearn, apareció el pasado domingo muerto en el municipio de Chéze, en la región francesa de los Altos Pirineos. Todos los incidios apuntan a que Papillón, que contaba con 30 años de edad, falleció por causas naturales. Aunque para desechar cualquier otro motivo, sus órganos van a ser analizados en un laboratorio especializado.

Con la muerte de Papillón, de la que se hacía eco la mayoría de la prensa pirenaica francesa, la población de osos autóctonos del Pirineo, se queda huérfana. Compañero de la osa Canelle, con quien tuvo dos hijos entre 1995 y 1998, Papillón dominó hasta el año 2000 el territorio del Alto Bearn, concretamente el macizo de Sesques, entre los valles del Aspe y de Ossau. El veterano plantígrado fue relegado por el un ejemplar más joven, perteneciente a la población osera eslovaca que en el año 1998 se reintrodujo en el Pirineo, el oso Neré.

Desde entonces, el refugio de Papillón ha sido la región de Luz-SaintSauveur, donde se hizo conocido por supuestos ataques a ganado. Los propios ganaderos protagonizaron diversas protestas y las autoridades galas decidieron capturarlo para colocarle un collar emisor y tener al animal localizado todo el tiempo.

La instalación del collar se efectuó el pasado 22 de abril. Entonces los guardas pudieron comprobar el deteriorado estado de salud en que se encontraba Papillón y el dispositivo desveló que los desplazamientos del oso eran escasos. El martes de la semana pasada, el equipo de seguimiento logró acercarse a escasos metros del animal. Su parte trasera estaba paralizada. Este domingo por la tarde, en Chéze, se localizaba el cuerpo sin vida de uno de los pocos ejemplares de oso pirenaico que quedan en la cordillera.