Los encantadores de serpientes tuvieron engañada a la población durante siglos haciéndoles pensar que sabían hacer bailar a las víboras al ritmo de la música. Más tarde se supo que no eran las melodías las que hacían mover sinuosamente los cuerpos de los reptiles, sino las ondas de movimiento que las flautas producían. Y este secreto es el que ha hecho que la pitón real perdida hace una semana en Zaragoza haya aparecido. Las vibraciones de la máquina tatuadora de su dueño han llevado a encontrar de nuevo a Fuga. Este es el nombre que Christian Gómez, su dueño, le ha puesto al reptil que apareció ayer a las 3.15 de la mañana. "Me subí al trastero a las 11 de la noche y estuve dándole a la máquina de tatuar intermitentemente hasta que la vimos aparecer", dijo el tatuador.

Los agentes forestales de la Unidad Verde del Ayuntamiento de Zaragoza se personaron ayer en el domicilio de Christian para evaluar la situación. Según declararon para Aragón Televisión, la serpiente, que se escapó por el conducto de la ventilación del terrario, pudo quedarse en un falso techo escondida o enroscada en una tubería del gas y al sentir las vibraciones acudió al lugar del que provenían", afirmaron. Además, el reptil presentaba signos de deshidratación y estaba hambrienta, algo que pronto solucionó su dueño.

La pitón, de alrededor de un metro de longitud, descansa ya en su terrario a los pies de la cama de Christian, aunque a la espera de que su dueño tape el conducto que le permitió escaparse. "Lo he cerrado provisionalmente pero tengo que poner silicona para que no vuelva a pasar. No es venenosa pero estos días he tenido pesadillas al pensar que podía pasar algo", explicó.