Las tiendas estarán abiertas mañana, 15 de agosto y festivo por excelencia en Aragón. Normalmente las fiestas de los pueblos centran la atención en el Día de la Asunción pero este verano, con la crisis del coronavirus, se han cancelado en todos los rincones de la comunidad. Como consuelo para unos y castigo para otros, el Gobierno de Aragón autorizó la apertura de las tiendas, algo que ha despertado las críticas.

El Departamento de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial aprobó una orden que establece la apertura de domingos o festivos adicionales para las grandes superficies comerciales en la comunidad y que los amplía de 10 a 13. Uno de ellos, mañana.

La Federación de Comercio de UGT manifestó ayer su «total desacuerdo» con este incremento de días de apertura y reprochó al Ejecutivo autonómico y a la patronal haber hecho «caso omiso» a las organizaciones sindicales y sus recomendaciones además de no haber pensar en los trabajadores que mañana tendrán que acudir a sus puestos de trabajo. A mitad de mes, con el cambio de quincena y en un mes vacacional por excelencia.

La orden contempla las aperturas para el 4 de octubre y el 13 de diciembre, además del 15 de agosto en recuperación del 3 de mayo, que no fue efectivo porque la comunidad se encontraba en plena desescalada, en la fase 1.

Los demás festivos con apertura autorizada que quedan hasta fin de año son el 6 de septiembre, 1 y 29 de noviembre, y 8, 20 y 27 de diciembre.

UN MAL AÑO / Desde el sindicato entienden que con esta medida el Ejecutivo autonómico pretende «compensar la menor actividad que se ha producido en la apertura autorizada en abril y mayo» principalmente. Pero no solo durante esos meses porque, a día de hoy, y con varias comarcas en fase 2 restrictiva, como la capital aragonesa, las ventas han vuelto a caer de forma drástica, lo que se traduce en un nuevo mazazo para el pequeño comercio que tardará mucho en recuperarse de esta situación.

Pese a ello, UGT considera que la decisión está «fuera de toda lógica» porque «no se ha tenido en cuenta su afectación a cientos de trabajadores, que han padecido durante el estado de alarma una dura sobrecarga de trabajo, exponiendo su salud y la de su familia». Por este motivo, consideran que es «de justicia» que los empleados del comercio disfruten de su «merecido derecho» a descanso y a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.

Precisamente, el pequeño comercio suele salir perjudicado ya que los beneficios que suele obtener abriendo en un festivo pocas veces cubren los gastos que les ocasiona abrir. Sobre todo este año, con menos clientela de la normal por estas fechas que, ya de por sí, suele ser menor. El retroceso de fase ha ocasionado una mayor pérdida en las ventas.