Arranca la III edición del programa Aprendiendo a Emprender con Ibercaja, en la que participarán 1.085 alumnos de 26 colegios diferentes de Aragón. Sus promotores aseguran que esta iniciativa tiene como objetivo "difundir la cultura emprendedora entre los niños, promoviendo conductas y actitudes de colaboración, coordinación y superación de conflictos, problemas y responsabilidades"

En la primera edición participaron 500 alumnos. En esta participarán el doble. Los estudiantes deberán crear una cooperativa "desde cero", y gestionarla durante dos años. Empiezan en quinto de primaria y la terminarán al final de sexto. Las cooperativas, dependiendo del colegio, están formadas por entre 7 y 45 chavales. Cada alumno hace un desembolso inicial de entre tres y seis euros. Una vez recaudado todas las aportaciones de cada uno de los cooperantes, abren una cuenta corriente en Ibercaja. Ahí, como si fueran auténticos empresarios, les dan su talonario y si hiciera falta, podrían solicitar un crédito, eso sí, con un interés del 0%.

"Es el programa que más ha ilusionado al alumnado del cole. Estamos encantados", aseguró Ángel Gracia, secretario del Colegio Justicia de Aragón de Alcorisa (Teruel). El grupo de este profesor trabajó en la edición pasada en la creación de una cooperativa dedicada a la producción y venta de productos artesanales hechos con cerámica. "Empiezan con la fase de constitución de la empresa. Deciden los cargos que ocuparán. Compran los suministros, producen y venden", añade Gracia.

Los tutores de los diferentes centros de educación aseguran que "muchos alumnos pierden su recreo y horas extraescolares por trabajar en su proyecto". "Esta iniciativa gusta mucho y queremos que los alumnos se enamoren de ella", afirmó la directora de la Obra Social de Ibercaja.

El programa ha convencido también al Gobierno de Aragón. "Este proyecto es una de las actuaciones estrella de este año. Debería implantarse en colegios desde los cursos inferiores, hasta el final de la etapa escolar", aseguró Manuel Magdaleno, director de política educativa de la DGA.

Cultivos y plantas, productos ecológicos, objetos de escritorio, dulces, jabones artesanales o fabricación de bisutería, son algunos de los productos que se vendieron en la pasada edición. Ideas no faltan. "Abriré una tienda con chuches gigantes para que no se acaben nunca", aseguró María, una participante de 8 años. Iniciativas como esta permiten que muchos jóvenes de la comunidad entiendan divirtiéndose qué es emprender.