La gestación de estos cuatro institutos de investigación es una de las apuestas más fuertes del rector de la Universidad de Zaragoza, Felipe Pétriz, y además está avalada por el Gobierno de Aragón, aunque el objetivo es que estos centros se autofinancien con los servicios que pueden prestar en el sector público o privado. Es una idea importada de países como Estados Unidos y Japón, y uno de sus objetivos es aglutinar a los investigadores que a menudo están dispersos en diferentes departamentos. Por eso, tienen un fuerte carácter multidisciplinar.

De todas formas, estos institutos aún están calentando motores. El primero en arrancar fue el I3A, que es el instituto de ingeniería más grande de España, pero apenas tiene dos años de vida. Le siguieron el BIFI, el INA y el IUICH, que poco a poco van desarrollando un trabajo fundamental para el futuro del campus aragonés.