Tres años de Gobierno y tres consejeros de Hacienda incapaces de cumplir con el gran objetivo político que se marcó y presentó como gran aval el Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi: gestionar poco para contener el déficit y frenar la desbocada deuda pública. Ese gran aval se ha convertido hoy en datos demoledores que cuestionan la capacidad política de quienes estaban llamados a enderezar el rumbo de las cuentas públicas.

Los datos son tozudos y después de un trienio en el que la inversión ha sido prácticamente nula y muchos los recortes sociales, entre el segundo trimestre del 2011 (último del Gobierno PSOE-PAR) y el primer trimestre del 2014, en Aragón ha aumentado la deuda 2.747 millones de euros, lo que supone un 82,44% más. Ello convierte a Aragón en la quinta comunidad con mayor incremento relativo. La media autonómica fue del 62,53%.

Ante la incontestable realidad de los datos que brinda el Banco de España, los argumentos políticos que justifican este deterioro de las arcas públicas son palmarios: la herencia recibida a la que tres años después se sigue aludiendo para tapar la absoluta falta de ideas y recursos para frenar una sangría que no se detiene. Y las soluciones que se plantean no pasan por ser brindis al sol leídos en una cuartilla sin más argumentaciones que la confianza de que escampe y que haya unas --dudosas por el momento-- mejoras en la economía.

Crece más en tres meses

Pero una vez más, los datos testarudos indican que en el primer trimestre del 2014 la deuda ha aumentado 710 millones de euros con respecto al trimestre anterior. En porcentaje es un aumento del 13,22%, la tercera donde más crece. En el conjunto autonómico el aumento fue casi la mitad: 7,35%. ¿Otra vez la herencia recibida? Mientras, Rudi asegura que este año acabará sin incrementar la deuda. Ardua tarea tras el aumento desbocado del primer trimestre del año, por mucho que se hagan esfuerzos para amortizar intereses y se congele de nuevo la inversión.

Mientras esto sucede, Hacienda bloquea pagos y subvenciones y el nuevo consejero, Javier Campoy, capea como puede el déficit, que en el 2014 tiene indicios de volver a ser un fracaso.

En cuatro meses se ha superado el 60% de lo permitido en todo el año y el desfase ya es de 198 millones. Para grandes males, grandes remedios: un mantra que repiten el consejero y la presidenta por doquier, aunque sin gran convicción: "Una receta con tres fórmulas: la reducción del gasto público, la dinamización en la búsqueda de ingresos y las previsiones de recuperación económica".

Gasto corriente

Para esta brillante receta, la primera fórmula ha consistido en insistir en que hay que apagar la luz de las dependencias públicas cuando no hay nadie o hacer fotocopias por las dos caras y una fallida reforma de la corporación empresarial pública. Para la segunda fórmula, descapitalizar el patrimonio público con la venta de un buen local en el centro de Zaragoza que ha sido adquirido por 7,5 millones, un silo en Bello por 62.000 euros y dos fincas rústicas en Bijuesca tan productivas que, tras ser recibidas por herencia abintestata, han reportado a las arcas públicas 344 euros que sin duda permitirán mitigar y aliviar los 198 millones de déficit que en abril acumulaba la comunidad.

Como última fórmula mágica, casi por favor y como el conejo que alguien se saca de la chistera, se le ha pedido al ministerio que anticipe urgentemente 62 millones de euros que permitan enjuagar mínimamente el desfase. No hay que perder de vista que en 10 meses hay campaña electoral y el Gobierno actual deberá defender su gestión. La tercera fórmula de la mágica receta es confiar en que las previsiones económicas mejoren y se recaude más aunque se ingrese menos mediante rebajas fiscales preelectorales.

El actual consejero de Hacienda ha creado una unidad de control del gasto que consiste en reuniones periódicas para analizar las facturas que abona el Gobierno de Aragón. Con eso y con la invocación continua a que no dude ningún aragonés de la eficacia del Gobierno, confían en arreglar el agujero que provocó el cese --camuflado en dimisión-- del anterior consejero, José Luis Saz. De momento, la historia se repite, y los argumentos también. El año pasado el déficit trimestral aumentaba progresivamente, desde Hacienda se decía que al final de año las cosas se enderezarían. Hoy, a iguales datos iguales razonamientos. Con un 0,6% de déficit en abril y un 13,2% de deuda más que tres meses antes. Claro que ahora el ministerio concede anticipos que no pudo o no quiso dar en el 2013. No hay que olvidar que en el 2015 se vota.