Aragón celebró ayer, tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática en las Cortes de Aragón el pasado mes de noviembre, su primer Día de la Memoria Democrática, establecido el 3 de marzo. Esta fecha se eligió en recuerdo del bombardeo de Alcañiz durante la Guerra Civil.

Precisamente, en la capital del Bajo Aragón se celebraron actos durante todo el día, en los que participó el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, y más de 300 alumnos de 6ª de Primaria de seis colegios aragoneses, dos de cada provincia.

«En esta larga vida que os espera, encontraréis complicaciones, personas que os hagan enfadar, decisiones difíciles, momentos duros. Pero en vosotros está ser mujeres y hombres firmes que resuelvan los problemas a través de la palabra y no de la ley del más fuerte», les dijo Guillén a los escolares.

«Porque por muy fuertes que creáis que sois, siempre habrá otro más grande que vosotros. Disfrutad del colegio, leed y escribid todo lo que podáis y hablad, porque hablando se entiende la gente», apuntó.

Los alumnos de los colegios participantes escribieron un libro viajero donde manifiestan sus reflexiones y aportaciones para proteger y preservar el «tesoro» de la diversidad, la paz, la convivencia, la igualdad y otros valores democráticos.

Este fue pasando centro por centro: comenzó en los de Huesca, continuaron desarrollando la historia los centros de Zaragoza y finalmente concluyeron en libro los de Teruel.

Guillén recordó durante el acto los episodios históricos de la Concordia de Alcañiz y el Compromiso de Caspe hace seis siglos, «motivo de orgullo para Aragón» porque «permitieron por primera vez tener un rey electo, Fernando I, de manera pacífica, hablándolo y pactándolo, y evitando una guerra civil por la sucesión tras la muerte sin descendencia de Martín el Humano que amenazaba con destruir la Corona de Aragón», explicó a los presentes.

Por la tarde, el teatro municipal de Alcañiz acogió el coloquio De la Dictadura a la Democracia. El papel de la ciudadanía, que contó con la intervención del escritor y político Nicolás Sartorius, la historiadora Irene Abad, y el historiador del Rolde de Estudios Aragoneses Carlos Serrano. En él, según Guillén, «se escucha a personas que tienen mucho que decir sobre lo que pasó para que lo malo no vuelva nunca a repetirse», añadió