Aragón no parte en una buena coyuntura, en cuantos a sus cuentas públicas, para afrontar la debacle que, desde el recién terminado mes de marzo, va a suponer la inactividad derivada del estado de alarma por coronavirus. El mes de febrero se cerró con un déficit de 282,9 millones de euros (282.971.675, concretamente), con unos derechos reconocidos para el cobro -ingresos- de 667,4 millones y unos gastos obligados de 960,3. Un desequilibrio que se agrava con la comparación con el ejercicio anterior, en el que la comunidad presentaba un superávit de 274 millones de euros. Y el 2019 acabó con pérdidas, que obligarían a un Plan Económico Financiero si no fuera porque el coronavirus ha acabado con cualquier previsión o certeza económica.

La explicación a estos 556 millones de diferencia en un año está, como es lógico, en ambos extremos, tanto en los ingresos como en los gastos. Y entre los primeros, tiene un claro responsable, la aportación estatal.

SIN TRANSFERENCIAS

Así, si el año pasado las transferencias corrientes (la mayoría, estatales, aunque también de la Unión Europea y otras administraciones) suponían en febrero 276,2 millones de euros para la comunidad, este año caían hasta los 82, casi 200 millones menos. Sobre todo por la financiación autonómica, que baja en esta cantidad (de 263 a 64 millones), aunque se vea parcialmente compensada por otras partidas que aumentan.

Esto ha hecho que, en global, los ingresos que el año pasado eran de 876,5 millones en dos meses este año se queden en 677. Una caída menor, ya que los impuestos sí habían ido ligeramente al alza respecto al ejercicio anterior. Así ocurría con los indirectos, como el IRPF (que subió casi 14 millones, de 231,5 a 245), aunque Sucesiones, ya con las rebajas aplicadas, descendía de 17,8 a 15,3 millones de euros.

También los tributos indirectos aumentaban ligeramente en conjunto, como el IVA (196,8 millones, 5 más que en el 2019), el ICA (10,1 millones, 400.000 euros más) o el que grava el juego, que sumó 5,3 millones, frente a los 4,6 del ejercicio anterior en los dos primeros meses.

Pero los ingresos bajaban, los gastos, por contra, han ido al alza, de 601,8 millones a 960. En este caso, la explicación no proviene de las transferencias a otras administraciones, que no aumentan significativamente (6 millones más, hasta los 148), ni del personal, aunque sí hay 18 millones más por la subida de las nóminas (queda en 323,4 millones), sino de los bienes y servicios, que se incrementan en más de 110 millones, de 71,8 a 184. Y también los gastos financieros, el pago de deudas, que se duplica con creces, de 31,3 a 65,7. En comparación, palidece el aumento de inversión, aunque porcentualmente es significativo, de 0,4 a 6,6 millones.

La tendencia no era buena, pero podría haberse revertido con el paso de los meses, al menos en cuanto a los ingresos, vía estatal. Pero con la irrupción de la pandemia, y la parálisis económica, habrá que ver cómo Aragón los puede revertir.

LA DEUDA SUBIÓ 64 MILLONES

Aragón cerró el ejercicio del 2019 con 8.315 millones de euros de deuda, lo que supone 64 más que los que acumulaba al final del 2018, 8.251. A lo largo del año pasado, según los datos actualizados que recientemente hizo públicos el Banco de España, la comunidad de hecho llegó a rebajar algo el montante, ya que en el segundo trimestre llegó a ponerse en 8.467 millones de euros.

La Cámara de Cuentas insiste en sus informes en que la generación de deuda es la mayor amenaza a la que se enfrentan las cuentas de la comunidad, y que genera «tensiones de tesorería». Algo que se puede comprobar precisamente en este último balance de febrero, con la cantidad de fondos que van destinados a amortizarla, al menos en parte.