El cáncer de próstata es el tumor más frecuente entre los hombres de edad adulta, sobre todo a partir de los 70 años, y Aragón se sitúa entre las comunidades que presentan más mortalidad por este tipo de patología. Así se desprende de un estudio realizado por investigadores del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, que refleja que, a partir de los 65 años, los fallecimientos por tumor de próstata fueron superiores a la media en Aragón, Galicia, Asturias, País Vasco, el sudoeste de Andalucía, Granada y norte de Valencia.

Los resultados, publicados en la revista de acceso abierto Plos One, analizan la distribución geográfica de la mortalidad, la hospitalización y hacen una comparativa de la incidencia entre hombres mayores de 65 años y menores de esta edad. En concreto, se analiza el periodo comprendido entre el 2010 y el 2014, cuando se registraron 29.566 muertes por este tipo de cáncer en España.

De la investigación se desprende que Aragón, con una población tan envejecida y dispersa, se sitúa entre las comunidades con más mortalidad a partir de los 65 años. De hecho, la afección va desde el norte de los Pirineos hasta el sur de Teruel, con especial incidencia en toda la franja este de la comunidad. Sin embargo, cuando se observa el mapa de menores de 65 años, la situación cambia y Aragón ya no presenta tan malas cifras, sino que se equilibra al resto del país.

INCREMENTO PROGRESIVO

En este caso sorprende que Galicia y Cantabria siguen entre las comunidades con más mortalidad por cáncer de próstata incluso entre los menores de 65 años.

La información, en la que han colaborado personal del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Fuenlabrada y la Universidad de Granada, determina, por contra, que Madrid, la zona costera de Tarragona, Barcelona, Alicante y Murcia presentan riesgos por debajo del promedio de España.

En Aragón, según los datos del observatorio de la Asociación Contra el Cáncer, en el 2018 se detectaron 959 casos nuevos de cáncer próstata y fallecieron 223 personas. Por edades, destacan dos muertes tempranas entre los 45 y 49 años; una persona entre 55 y 59 años; cuatro fallecidos entre 60 y 64 años; ocho entre 65 y 69 años; y dieciocho muertes entre 70 y 74 años.

La mayor cifra de mortalidad tuvo lugar entre aragoneses de más de 75 años, ya que se registraron 189 fallecidos de los 223 producidos en total durante el año.

Pese a los datos, Julio Lambea, oncólogo en el hospital Clínico de Zaragoza y especialista en cáncer de próstata, lanzó un mensaje de «tranquilidad» a la población. «Aunque es cierto que se trata de uno de los tumores que más fallecimientos causa, es importante recalcar que los diagnósticos han aumentado gracias a la buena labor de la detección precoz. Ello nos ayuda a trabajar con anticipo y reducir la mortalidad», reiteró.

El doctor recalcó que Aragón dispone de tratamientos hormonales, de radioterapia y de quimioterapia «punteros». También cuenta con unidades especialistas en los dos grandes hospitales y también en los periféricos y comarcales.

Lambea confirmó que la edad es «el factor de riesgo más importante» a la hora de sufrir un cáncer de próstata. «Obviamente la dispersión y el envejecimiento de Aragón influye en que la incidencia sea mayor que otras comunidades», dijo.

Aún así, apuntó que esta patología «son dos mundos» según el estado en el que se ataja. «Puede ser una enfermedad curable y controlable durante mucho tiempo, en metástasis. En este caso hablamos de tratamiento quimiohormonal. Sin embargo, cuando este es insuficiente se producen los fallecimientos», explicó.

VIDA SALUDABLE

En cuanto a la prevención, el oncólogo del Clínico reiteró que llevar una vida saludable es la mejor fórmula. «Hay que hacer ejercicio físico de forma moderada, una alimentación basada en la dieta mediterránea y evitar el sedentarismo», dijo Lambea. Apuntó que el tabaco «no está implicado» en el cáncer de próstata como tal, pero se debe «evitar», añadió.

Respecto a los síntomas, la alarma debe saltar cuando hay sangre en la orina, en la eyaculación o hay visitas muy asiduas al baño para orinar «Mínimo hay que advertir al médico de cabecera y hacerse un chequeo y una revisión», explicó Lambea.

Por otro lado, también señaló que se deben tener en cuenta los antecedentes genéticos. «El riesgo puede ser del 10% o 15% de heredarlo», señaló. Asimismo, el doctor reiteró que a partir de los 50 años «hay que empezar a mirarse» y, de esa manera, poder realizar una detección precoz.

«Cualquier síntoma de tipo urinario se debe comentar y valorar con el médico. Si se dan a los 40 años, una edad temprana, tampoco hay que dejarlo pasar», reiteró Lambea.

Por último, el especialista también apuntó al «pudor» que genera entre los hombres comentar este tipo de afecciones o comunicar verbalmente la situación. «El comportamiento ante la enfermedad es diferente, por ejemplo, al de una mujer con cáncer de mama», señaló. «Ellos rara vez expresan su preocupación por la pérdida de función sexual. Muchas veces ocurre que hay un poco de ocultamiento de los síntomas, por vergüenza. Ellas hablan sin tapujos y ellos son más reservados», dijo. «Quizás con los urólogos se abren más, pero con un oncólogo o el médico del centro de salud no», reiteró.