El año 2020 irrumpe plagado de incertidumbres que ni el mejor guionista de Hollywood sería capaz de despejar. La realidad, como de costumbre, se ha llevado por delante la más elaborada de las ficciones, algo que ha quedado patente en los últimos años en los que el vértigo político no ha dado tregua y ha dejado casi sin aliento a los ciudadanos. En el horizonte se dibujan, por tanto, grandes nubarrones, como se ha demostrado en el debate de investidura de Pedro Sánchez.

Sin embargo, detrás de toda esta tragicomedia (o como ustedes lo quieran llamar) hay mucho más ruido que nueces. Porque la normalidad está mucho más extendida en la en la sociedad de lo que la clase política se cree y de lo que algunos medios de comunicación pregonan. De hecho, este país se ha acostumbrado a navegar sin un rumbo fijo durante los últimos años, guiado casi exclusivamente por quienes construyen el futuro: las personas.

Capacidad de adaptación

Por tanto, y a la espera de que baje el ritmo cardíaco de sus señorías a lo largo de la nueva legislatura, lo mejor que puede hacer Aragón es no desviarse del camino trazado por un cuatripartito que ha hilvanado un discurso basado en el diálogo y el acuerdo. Porque el entendimiento y la capacidad de adaptación a los cambios se han convertido activos incuestionables en estos tiempos tan volátiles.

Esta situación contrasta con la que vive Cataluña, pero también con la que se divisa en muchos países europeos, incluido España, con los que Aragón mantiene estrechas relaciones comerciales.

Turbulencias

La comunidad debe estar preparada para saber manejarse en medio de las turbulencias sociales que vive Francia, la incertidumbre del brexit, la desaceleración de la economía europea y la batalla abierta en territorio nacional a cuenta del conflicto soberanista.

La tarea no será sencilla. Lo sabe bien Teruel Existe, cuyo apoyo a la investidura de Sanchez ha abierto la caja de los truenos contra una agrupación de electores que, por primera vez, tiene un diputado en el Congreso. Twitter fue un ejemplo claro de la esquizofrenia que vive el país. El vertedero de opiniones de esta red social alumbró ideas tan absurdas como promover un boicot a una de las provincias más devastadas de la geografía nacional. Pero la lista de despropósitos es larga. ¿Acaso ha engañado a alguien Teruel Existe? ¿Por qué se presentó a las elecciones generales?

El número de salvapatrias se ha multiplicado por n en los últimos tiempos en un país, en el que todo parece pivotar entre el blanco y el negro. No hay escala de grises. Solo hay buenos y malos y nadie sabe quién es quién.

Sin embargo, da la sensación de que cualquier estrategia que esté guiada por esos parámetros maximalistas está condenada al fracaso. Ya lo dijo Charles Darwin: «Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino aquellas que mejor se adaptan al cambio». Y eso es ahora lo más importante, tener altura de miras y estar preparados para lo que se avecina.

El 2020 representa el comienzo de una etapa desconocida hasta ahora. La insatisfacción social, el incremento de la desigualdad, la eclosión de la era digital, la lucha contra el cambio climático, el envejecimiento de la población, el modelo de Estado, la escasez de los recursos públicos, las guerra comerciales y el fenómeno de la inmigración son retos insoslayables para los que habrá que estar preparados.

Así que abramos el zoom, sepamos escuchar, dialoguemos, afinemos la estrategia y olvidémonos de los salvapatrias. Que para eso ya esta Twitter.