Aragón ganó población durante el primer semestre del pasado año, según reflejan las cifras recién publicadas por el Instituto nacional de Estadística (INE). En total, desde el 1 de enero y hasta el 1 de julio del 2019, los habitantes de nuestra comunidad aumentaron en 3.811 personas, lo que supone un crecimiento poblacional del 0.29%. En total, y siempre según el último estudio publicado por el INE, en Aragón viven 1.324.397 habitantes. Este crecimiento es posible gracias a los movimientos migratorios, puesto que el crecimiento vegetativo, es decir, la diferencia entre defunciones y nacimientos, resultó negativo.

El dato, dado a conocer este miércoles, coloca a la comunidad sensiblemente por debajo de la media de crecimiento del resto de España, que se sitúa en el 0.35%, aunque ofrece cierta esperanza: dentro de los territorios de la España despoblaba, Aragón es, junto con La Rioja, la autonomía que más habitantes gana. Por debajo se sitúan, por ejemplo, Castilla-La Mancha (+0,18%), Castilla y León, que pierde un 0,20%, y Extremadura, que cae un 0,25%.

SOLO PIERDE TERUEL

A pesar de que la cifra es positiva, resulta destacable que el crecimiento vegetativo sigue siendo malo. En concreto, en el primer semestre del año pasado, el saldo entre ambas variables fue de -2.474 personas en Aragón. Es decir, que durante ese periodo de tiempo, en la comunidad murieron más personas de las que nacieron.

El crecimiento se debe, pues, a la inmigración. En total, el territorio aragonés recibió durante el primer semestre del año pasado 5.474 inmigrantes de fuera de España y 837 de otras comunidades autónomas. Este último dato coloca a Aragón en el tercer puesto de las autonomías que más personas acogen de otros lugares del resto del país.

Por encima solo se sitúan la Comunidad Valenciana, que recibió 1.952 ciudadanos de otros puntos del Estado; y Baleares, que acogió a 1.142 personas de este apartado. Esta situación se replica, con algunas diferencias, en las provincias de la comunidad. Lo más llamativo es que Teruel es el único territorio aragonés que pierde población, ya que pasa de los 133.298 habitantes que registraba en enero del año pasado a los 133.071 que marcaba en julio, lo que se traduce en 227 personas menos.

Por el contrario, Zaragoza es la que más gana, con un saldo positivo de 3.489 individuos en el mismo periodo. En ese lapso pasó de los 968.049 que registraba en enero a los 971.538 el 1 de julio. Lo mismo sucede en la provincia de Huesca, aunque con cifras más bajas, que añade 539 habitantes a su registro durante el primer semestre del año pasado, hasta llegar a los 219.239.

MÁS DE 47 MILLONES

En lo referente a los datos de todo el país, La población residente en España aumentó en 163.336 personas en la primera mitad del año pasado y llegó a los 47.100.396 habitantes en julio. Con este resultado, España rebasa por primera vez la marca de los 47 millones.

Como sucede en Aragón, el aumento poblacional del este semestre fue fruto de un crecimiento vegetativo negativo de 45.002 personas, con 169.216 nacimientos y 214.218 defunciones, que se vio compensado con un saldo migratorio positivo de 209.097 individuos, ya que hubo 348.625 inmigraciones procedentes del extranjero y 139.528 emigraciones con destino al extranjero.

Así, el crecimiento poblacional de España se debió al incremento de la población de nacionalidad extranjera, ya que la española se redujo. El número de extranjeros aumentó en 183.073 personas durante el primer semestre de 2019, hasta un total de 5.023.279 a 1 de julio. Este incremento respondió, en gran medida, a un saldo migratorio positivo de 205.678 personas.

Por el contrario, la población de nacionalidad española se redujo en 19.737 personas. Esta evolución fue resultado de un saldo vegetativo negativo de 67.195 individuos que no se vio compensado por la suma del saldo migratorio positivo (3.419) y de las adquisiciones de nacionalidad española, que afectaron a 44.654 personas, según estos datos provisionales.

SE OLVIDA DE LOS PUEBLOS PEQUEÑOS

«El aumento de población es una buena noticia, pero cabe señalar que este crecimiento no es equilibrado». Son palabras del sociólogo Daniel Gastón, quien advierte de que el desarrollo demográfico se está focalizando mucho en las grandes urbes aragonesas. «Zaragoza y Huesca crecen y crecerán más, porque en los últimos años ha habido varias empresas que se han asentado en estas localidades», explica. Y continúa: «En Huesca, incluso hay problemas para encontrar vivienda, pero eso no significa que esos incrementos de la población lleguen a donde hacen falta, que es a los pueblos despoblados».

Según explica Gastón, habrá que esperar a conocer datos más concretos para poder explicar en profundidad lo que está pasando en la comunidad, pero él teme que «el abandono demográfico no cese» a pesar del crecimiento. Sin embargo, el comisionado para la Lucha contra la Despoblación del Ejecutivo autonómico, Javier Allué, es algo más optimista.

Para Allué, el aumento de casi 4.000 habitantes que registró Aragón durante el primer semestre del pasado año pone de manifiesto que «es una comunidad atractiva». «Al cierre del 2018, nuestra comunidad dio unas cifras muy positivas de población residente gracias a los datos migratorios», detalla.

Se trata, para el comisionado, de una situación que «anima a tener las puertas abiertas a la esperanza» y fomentada según él por el Gobierno autonómico. Además, aunque también admite que los incrementos de población se producen sobre todo en las ciudades, destaca que llegan a las cabeceras de comarca y que hay datos «positivos» en municipios pequeños.

'LUGARES QUE NO IMPORTAN', UN LIBRO SOBRE DESPOBLACIÓN

La Cátedra sobre Despoblación y Creatividad de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) ha editado el libro ‘¿Lugares que no importan?’, de Fernando Collantes y Vicente Pinilla, que analiza la pérdida de habitantes del medio rural en España desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

La obra examina también los cambios ocurridos en los últimos años y sus implicaciones para el debate público sobre el problema al que se enfrenta la España interior. Este trabajo ha sido coeditado por la Sociedad de Estudios de Historia Agraria (SEHA), el Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (Ceddar) y Prensas de la Universidad de Zaragoza (PUZ).

Se trata de una versión en castellano del libro de los mismos autores publicado en 2011 en el Reino Unido que la crisis económica impidió que se editara en España hasta la actualidad y el miércoles fue presentado en la capital aragonesa por sus autores.

«Una vez posicionada la despoblación rural como tema de debate público, la cuestión clave es que dicho debate gravite en torno a datos rigurosos, argumentaciones fiables y propuestas útiles», destacan Collantes y Pinilla en el prólogo del libro.