La incidencia acumulada de casos de coronavirus en Aragón lleva siete días consecutivos a la baja y confirma, de este modo, que el avance de la cuarta ola empieza a remitir poco a poco. En estos momentos, la situación en la comunidad es de 318,2 casos por cada 100 habitantes, lo que la sitúa por debajo de la media española, que está en 351 casos.

La cifra en Aragón ha ido cayendo día a día desde el pasado 27 de enero, cuando había 391,3 casos, aunque el pico de esta curva se alcanzó el 19 de enero, con una incidencia de 394,5 casos. A pesar de que la amortiguación de la incidencia es constante, se siguen notificando muchos contagios.

Así, en las últimas 24 horas Salud Pública ha comunicado 709 positivos, correspondientes a los resultados de 4.775 pruebas, y la tasa de positividad es del 14,85%. El dato de nuevos casos sigue siendo elevado, pero en la hospitalización ha habido una mejoría, ya que se han registrado 29 ingresos menos. Los pacientes con covid son ahora 759 (90 en la uci y 669 en planta) frente a los 788 que había el martes, según los datos del Departamento de Sanidad.

Por el momento, las localidades donde la incidencia sigue disparada son Teruel y Alcañiz, ambas confinadas y por encima de los mil casos por cada 100.000 habitantes ahora mismo. Por contra, en municipios como Tarazona o Cuarte, también con cierre perimetral, la situación sanitaria ha mejorado mucho y, de hecho, alguna de ellas podría ser desconfinada en las próximas horas al registrar 199,4 casos y 203 casos, respectivamente, en su incidencia acumulada.

Sanidad estudia día a día la evolución y, al igual que ya sucediera con la ciudad de Huesca, los confinamientos se irán levantando conforme se perciba un cambio a mejor en la transmisión.

Pero pese a que la incidencia va remitiendo, la consejera de Presidencia del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, aseguró este miércoles que la vuelta a la normalidad no se producirá de un día para otro una vez que se consiga doblegar al virus a través de la vacunación y las medidas de protección. La evolución de la pandemia marcará, dijo Pérez, cómo se pueda celebrar o no la Semana Santa, y también si se levanta o no la prohibición de fiestas patronales vigente hasta el 31 de mayo. La suspensión de San Fermín refleja, para la consejera, que «tendremos que ir recuperando la normalidad cuando las condiciones lo permitan».