La mortalidad empresarial está alcanzado cuotas insospechadas a cuenta de la pandemia. Aragón cuenta con 39.953 empresas con trabajadores inscritas en la Seguridad Social, con datos de este organismo al cierre del pasado mes de noviembre (último periodo disponible), lo que supone la desaparición de casi 1.300 firmas (1.296) desde inicio de la crisis sanitaria, es decir, un 3,1% menos respecto a las 41.249 que había en febrero. Se trata de uno de los peores registros en casi 20 años.

La recuperación empresarial que trajo consigo la desescalada del confinamiento domiliciliario se ha esfumado en gran parte. Este indicador que mide el pulso económico volvió a retroceder en el final del verano y el otoño hasta situarse en niveles próximos a los de marzo y abril, cuando se marcó unos mínimos de 39.422 y 39.399 empresas cotizantes, respectivamente, tras el estallido del covid-19 en España. El dato de noviembre vuelve a bajar de la barrera de las 40.000 compañías con trabajadores, algo que, al margen de la pandemia, no sucedía desde el 2002. Ni siquiera en los peores momentos de la gran recesión del 2008 se alcanzaron registros tan bajos.

Esto podría ser solo el principio de una debacle mayor, ya que las organizaciones empresariales y de autónomos temen que los cierres sean todavía más abultados al cierre del ejercicio.

El deterioro ya venía dándose en los meses previos a la crisis sanitaria. Así lo pone de relieve el hecho de la destrucción de compañías sea aún mayor en la comparativa anual, con 1.553 empresas menos que en noviembre del 2019, una caída del 3,7% que es tres décimas mayor al balance del conjunto de España (-3,4%)

El impacto de la tercera oleada

En cuanto a la evolución mensual de noviembre, el número de empresas con asalariados descendió en 260 a pesar de ser un mes que suele ser propicio para la creación de negocios. En el mismo periodo del 2019, por ejemplo, este censo creció en 443. Esta evolución negativa constata por tanto que se intensificó la destrucción del tejido productivo durante el otoño, ya que en septiembre y octubre el retroceso fue muy inferior, con la pérdida de 3 y 85 firmas, respectivamente, lo que parece estar relacionado con los efectos adversos que tuvo en la economía la tercera oleada del covid-19 en Aragón, que tuvo su punto álgido a principios de noviembre.

En los meses anteriores se había recuperado parte de terreno perdido en marzo y abril, cuando se esfumaron 1.850 empresas como consecuencia del primer estado de alarma y el confinamiento domiciliario. Así, en mayo y junio se ganaron 886 y 450 enseñas, respectivamente, al calor del repunte de la actividad propiciado por la desescalada. En julio, que también suele ser un mes de caída, se registró un leve descenso de apenas 22 firmas, uno de los mejores datos de la serie histórica para ese periodo. En agosto se rompió esa tendencia positiva con 414 bajas en la Seguridad Social.

Evolución por sectores y provincias

El sector servicios, al que pertenecen algunas de las actividades que más han sufrido los embates de la pandemia, como la hostelería y el comercio, es el que registra la mayor parte del desplome. Entre febrero y noviembre ha perdido 1.282 empresas (-4,4%), muy por encima de la caída registrada en la construcción (11 menos, -0,3%) y la industria (31 menos, -0,7%). Estas dos últimas actividades, además, han recuperado desde agosto firmas inscritas en la Seguridad Social. La agricultura incluso ha ganado peso a lo largo de la crisis sanitaria, con 28 enseñas más (0,7%).

Por provincias, Zaragoza ha sido el epicentro del cierre de empresas, con 709 menos (una caída del 2,5%) en los nueve primeros meses de pandemia, aunque ha recuperado 178 entre agosto y noviembre. En Teruel, el coronavirus se ha llevado por delante 167 compañías (-3,5%), mientras que Huesca ha sido la que ha sufrido el mayor deterioro en términos proporcionales al perder 395, el 4,4% de las que tenía al inicio de la pandemia. En el caso del Altoaragón es significativo, ya que hasta mediados de verano mantenía este indicador en positivo, pero desde agosto ha sufrido un retroceso galopante concentrado en el sector servicios, donde han causado baja el 7,1% de las empresas cotizantes que tenía.