El Gobierno de Aragón dio ayer un paso más para la prohibición definitiva de los circos con animales en toda la comunidad autónoma, con la toma de conocimiento por parte del Consejo de Gobierno del anteproyecto por el que se modificará la Ley de Protección Animal vigente, del 2003. El texto pasará ahora a todos los departamentos de la DGA para que presenten las alegaciones que consideren, antes de que el Gobierno apruebe el proyecto y lo remita a las Cortes para su debate.

Según informó ayer el Ejecutivo autonómico, con la modificación del artículo 2 se pretende «hacer efectivos los fines de alcanzar un nivel de bienestar de los animales adecuado a su condición de seres vivos», compaginando sus derechos con el disfrute de los seres humanos «sin que esto suponga infligir un daño o maltrato innecesario».

Según el criterio que impulsa esta modificación legislativa, la presencia de animales salvajes en un circo puede ser un reclamo para los espectadores, pero «existen otras opciones de poder disfrutar de esta fauna». Además, consideran que su presencia en los espectáculos «puede suponer un elemento fundamental en el tráfico ilegal de animales y la caza furtiva de especies protegidas».

PROPUESTA

La tramitación de esta norma responde a una Proposición No de Ley (PNL) aprobada ya hace más de un año en las Cortes de Aragón por iniciativa de Izquierda Unida, que contó con el apoyo de todos los grupos políticos salvo la expresa oposición del PP y la parcial del PSOE, cuyo diputado Alfredo Sancho advirtió de que no era un asunto que se pudiera hacer «de un día para otro». Un año después, la proposición ha avanzado hasta un potencial cambio legislativo.

La futura prohibición general no hará más que generalizar un veto a los circos con animales que ya han adoptado multitud de ayuntamientos en Aragón. Es el caso de Zaragoza capital, en el que ZeC decidió prohibir el empleo de animales en espectáculos públicos en el 2015. Incluso estando vigente un acuerdo plurianual heredado del Gobierno de Juan Alberto Belloch con el Gran Circo Mundial, este se avino a respetar la voluntad municipal y desde aquel año no traslada a la capital aragonesa a los animales con los que cuenta.

Antes y después, otros consistorios como Huesca, Monzón, Borja, Muel o Mallén han aprobado en sus respectivos plenos municipales iniciativas similares a la del ayuntamiento zaragozano, que han ido haciendo de Aragón un territorio cada vez más inhóspito para la presencia de animales en los espectáculos públicos, con lo que no parece que el veto general vaya a tener un gran impacto.

Las iniciativas responden a una tardía aplicación de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, que como recordó en su día Patricia Luquín, de IU, al defender su PNL, data de 1978 y ya establecía que «todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático, y a reproducirse, así como que ninguno debe de ser explotado para esparcimiento del hombre». Las recomendaciones veterinarias tampoco han sido nunca proclives al uso de animales salvajes en espectáculos con presencia de público.