La vuelta a la normalidad desde un punto de vista productivo y económico aún se ve muy lejana en la comunidad, pero poco a poco se irán dando pasos en esa dirección. Este próximo lunes, por ejemplo, Aragón reactivará dos importantes motores: la construcción y la industria, aunque esta última lo hará a medio gas porque grandes empresas tractoras como Opel o BSH seguirán cerradas. Tal y como ha indicado el Gobierno central en los últimos días, de esta forma se volverá al primer escenario del estado de alarma, antes de que el 30 de marzo se decretara la paralización de las actividades no esenciales.

Las compañías aragonesas que el lunes vuelven al trabajo ya lo tienen todo listo, salvo los lógicos problemas de suministro que podrían sufrir algunas de ellas. Todas retomarán la actividad «con una mezcla de ganas y necesidad» y confían en que el impacto de este parón, al no ser muy duradero y coincidir además con una semana extraña como la de Semana Santa, se podrá «sobrellevar». El cumplimiento de las medidas de protección está muy presente en todas ellas, ya que saben que evitar más contagios es clave en una situación como la actual.

«Algunas obras tendrán que recibir mercancías, pero estamos todos preparados para volver al trabajo; hay una mezcla de ganas y necesidad», subraya el presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción de Aragón, Juan Carlos Bandrés, que también es director general del grupo Lobe. La reactivación de la construcción permitirá que muchos autónomos y pequeñas empresas dependientes vuelvan al trabajo. «Ya sabíamos de firmas que estaban preparando ERTE, pero como al final han sido pocos días todo podrá volver a su cauce», indica Bandrés, que apunta que a partir de ahora se intensificarán aún más, «si cabe», las medidas de protección.

En este mismo sentido se manifiesta el director general de Hierros Alfonso, Fernando Moraga, que señala que el impacto del parón de estos 15 días «se podrá sobrellevar» sin grandes problemas porque, además, ha coincidido con una de las semanas «más bajas en cuanto a ventas». «Retomar la actividad no va a ser especialmente lesivo, además lo vamos a hacer con fuerza porque nuestra cartera de pedidos para estos días está bastante llena», indica Moraga, que desea que pronto se reactiven locomotoras como Opel. «Se notará; nosotros por ejemplo hacemos estructuras metálicas para algunos de sus proveedores», añade.

Lo que sí temen muchas son los efectos de la pandemia a medio y largo plazo y, de hecho, no descartan tener que recurrir en un futuro a un ERTE. «Ojalá que el impacto no sea muy fuerte; estimamos una caída del 15%», indican desde la fábrica de rodamientos de Fersa de Plaza.