La industria aragonesa redujo durante el año pasado sus emisiones contaminantes un 18%, al bajar de los 7,2 millones de toneladas de anhídrido carbónico (la equivalencia que se utiliza en estos análisis, aunque no solo se produzca este gas) a las 5,9 registradas el año pasado. Así lo reflejan los datos del estudio del Observatorio de la Sostenibilidad (OS) del 2016, que ayer se hizo público como preámbulo de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que comenzará su vigesimotercera edición este lunes en Bonn, Alemania.

El dato es indudablemente positivo, pero por su propia causa, no parece que vaya a consolidarse. El motivo aparente de esta reducción está en gran medida en la caída del trabajo en la central térmica de Endesa en Andorra, que rebajó sus emisiones de 4,6 millones de toneladas de CO2 en el 2015 a 3,3.

Si en el 2015 sus emisiones constituían casi dos tercios del total industrial de Aragón, el año pasado fueron más de la mitad (un 56,43%). Y como la compañía eléctrica anunció a comienzos de año que los dos primeros meses del 2017 se había incrementado notablemente su producción, esto conllevará inevitablemente un aumento de las emisiones este año. Algo que el informe del OS constata igualmente, a nivel nacional, para el inicio de este año.

COMPARATIVA

Tomando exclusivamente los datos del 2016, en cualquier caso, Aragón puede presumir de ser la cuarta comunidad que más redujo porcentualmente sus emisiones, solo por detrás de Asturias (un 22,6%), Castilla y León (un 21,6%) y Extramadura, con un 18,7%. Históricamente, desde el 2006, es la sexta que más las ha reducido, un 45%, aunque lejos de las drásticas bajadas de La Rioja y Madrid, de un 76% y un 74%, respectivamente.

Por otro lado, Aragón sigue siendo la tercera comunidad autónoma con más contaminación de fuentes fijas por habitante, (4,56 toneladas), aunque es lógico dada la despoblación y la presencia de un gran foco como la central térmica, entre las diez que generan más polución del país.

Los datos de contaminación de fuentes fijas -industriales, a diferencia de las difusas, como la calefacción o los coches- se extraen del Registro Nacional de Emisiones (Renade), que si bien no es exhaustivo (es voluntario, y algunas empresas químicas muy contaminantes no se adhieren), si es un indicativo de la evolución.

Para el OS, esta no está siendo muy positiva, y desde luego está lejos de los niveles que marcan los protocolos internacionales. En las conclusiones del informe, recuerdan que la concienciación ciudadana respecto a la polución y el cambio climático debería tener mayor impacto en la política de las empresas, particularmente en cuanto a la descarbonización de la economía.

Tampoco conviene olvidar que las emisiones fijas supusieron en el 2016 un 37,5% del total, con lo que el consumo de cada uno también es un factor importante.