Aragón es, con mucha diferencia, el principal productor de alfalfa deshidratada de España, un cultivo que ha arraigado con fuerza en la comunidad gracias al tirón de las exportaciones. De hecho, la comunidad vende cerca del 80% de su producción a unos 40 países. Además de por la demanda del mercado exterior, también se ha extendido porque aguanta bien las situaciones climatológicas adversas y porque el tiempo seco de la comunidad es propicio para este cultivo. Así, Aragón representa más de la mitad de la producción nacional. El año pasado se alcanzaron las 829.348 toneladas de alfalfa deshidratada, frente a las 1.453.076 del conjunto del país. Estas cifras sitúan a España como el segundo mayor productor de este cultivo solo por detrás de EEUU, duplicando el volumen de Francia e Italia.

«Y eso que en las tres últimas campañas ha bajado un poco la producción; estábamos en 1,7 millones de toneladas y este año cerraremos con 1,3», explica Luis Machín, director de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (Aefa), cuya sede social se ubica en la Ciudad del Transporte de Zaragoza. En Aragón, la cosecha de este año también será algo inferior, hasta cerrar en torno a las 700.000 toneladas, según Machín. «Esta campaña se sembró menos porque los precios cotizaban a la baja; eso, unido a las inundaciones por la crecida del Ebro, explican la bajada», indica.

Con todo, el sector confía en un cambio de tendencia en los próximos años y en un aumento de la producción. «EEUU ha vetado las exportaciones a China, lo que ha provocado que en el último año los precios suban en torno a un 7% y que nuestras ventas al gigante asiático crezcan», destaca el agricultor y responsable de forrajes de UAGA, Toño Romé, que reconoce que hace años muchos profesionales apostaron fuerte por este cultivo por las buenas rentabilidades derivadas del mercado exterior.

Que el sector siga arraigando con fuerza en la comunidad también será clave para el empleo del campo aragonés. «De los cultivos extensivos es el que más trabajo genera, hay que tener en cuenta que cada año se realizan cinco cortes y que cada planta deshidratadora demanda entre abril y noviembre unos nueve empleados fijos», explica Romé, que apunta que en Aragón hay unas 18 deshidratadoras privadas y otras 25 de cooperativas.

FIJAR POBLACIÓN AL TERRITORIO / No en vano, la asociación Aefa estima que en toda España el sector emplea a unas 4.000 personas. «La actividad juega un gran papel a la hora de fijar población al territorio y al medio rural», subraya Machín.

Uno de los principales objetivos a corto plazo de la asociación es diversificar sus mercados exteriores. Este año, por ejemplo, va a centrar sus esfuerzos en Arabia Saudí y Argentina, donde realizará acciones promocionales para elevar las ventas.