El macrocomplejo de Bon Área en la localidad zaragozana de Épila está a punto de entrar en la rampa de despegue. El trabajo desarrollado en el Departamento de Vertebración del Territorio que dirige José Luis Soro permitirá que uno de los proyectos estrella de la legislatura pueda impulsarse en el 2019, después de que se esté ultimando el Plan de Interés General de Aragón (PIGA) para su implantación, que verá la luz «a finales de noviembre» para su aprobación. El grueso del trabajo ya está perfilado en un documento que incluye una inversión global de más de 184 millones de euros. Esta es la cuantía que se va a ejecutar entre el 2019 y finales del 2020, que es la fecha prevista para el estreno de la mayor plataforma agroalimentaria en la comunidad.

Según ha podido saber este diario, el trabajo ya adelantado perfila un volumen de obras en la urbanización de los dos subsectores en los que se divide el plan y en levantar las instalaciones del Grupo Guissona, en el que el mayor desembolso, un mínimo de 162 millones de euros, corren por cuenta de la empresa. Entre ellos están la propia adecuación de las más de dos hectáreas en las que se levantarán, según consta en los proyectos básicos presentados por la empresa, hasta 33 edificaciones diferentes.

PRIMER TRIMESTRE DE 2019

En estas naves industriales se invertiría un mínimo de 120 millones, para unos trabajos que, si no hay sorpresas, podrían comenzar «en el primer trimestre del 2019». Más de 20 meses de obras en el entorno industrial del polígono del Sabinar serán suficientes para la firma agroalimentaria. Y para la DGA, que en este PIGA se contempla que invierta 22 millones de euros. Es la parte de financiación pública para unas obras que, en su caso, se centran en la urbanización general y en el subsector 2, de 353.281,46 metros cuadrados y ubicado al noreste de la carretera A-1305, la que une la autovía A-2 con la localidad de Épila.

EL 10% DE CESIÓN

En esos suelos, además, está previsto que se ubique el 10% de la cesión obligatoria a la administración. Ahí se prevé implantar usos complementarios y coadyuvantes de la propia plataforma agroalimentaria de Guissona, pero el terreno que pasará a ser de titularidad pública -casi 4 hectáreas- aún no tiene finalidad ni promotor que lo desarrolle en el futuro.

Este PIGA ordena un global de 242 hectáreas. Referido al macrocomplejo, serán un total de 261 parcelas las que figuren en él, de las cuales 173 corresponden a las expropiaciones, valoradas en 1.103.000 euros, y correspondientes a las 214 hectáreas incluidas en el proyecto global (que se ejecutará en dos fases). De ellas, 84 ya están en manos del Grupo Guissona, un 48,5% de las ya expropiadas y un 32,1% del total.

Porque el plan que salga a la luz en otoño definirá la hoja de ruta a seguir en su construcción y ya perfila el futuro desarrollo de estos suelos en Épila.

Así, del total de terrenos dedicados al mismo -todos tienen ahora la calificación de suelo no urbanizable genérico-, los usos lucrativos representan 1.825.691,59 metros cuadrados, con una edificabilidad de 1.492.425,63 en total. Respecto a los usos terciarios (de oficinas o comerciales), representan 77.230,88 metros cuadrados y hasta 52.038,13 para poder edificar en ellos. Completan las 190,3 hectáreas previstas en estas parcelas los 999,18 metros cuadrados de usos dotacionales, infraestructuras, zonas verdes, viales, equipamientos... Así se completa la intervención prevista en el entorno de esta localidad de más de 4.400 habitantes.

Dentro de este PIGA, ya se han hecho todos los cálculos de las necesidades futuras en cuanto a luz y agua. Así, se ha estimado que requerirá, por ejemplo en el saneamiento, de verter un caudal de unos 9 metros cúbicos por segundo (9.000 litros), 8.402 por el funcionamiento de la planta, 433,94 por los usos terciarios y 165,68 por las zonas verdes. A estos se sumarán 2.300 cada segundo en la fase dos, prevista para el 2022, lo que elevaría la cifra a 11.300 litros. Y en la luz, necesitará de unos 2.500 kilowatios en la fase primera y otros 30.900 en la segunda.

Teniendo en cuenta que el abastecimiento de agua anual allí es de 3.620.000 metros cúbicos, el incremento en el vertido de aguas pluviales será espectacular. Cada día serían 777.600 metros cúbicos, más que los 500.000 que todo el polígono del Sabinar consume en un año. Supone la mitad de 1,5 millones que Acuaes lleva al consumo doméstico en un año o más del 40% del agua que necesitan los regantes (1.620.000) en 365 días.