Un aragonés tarda de media 5 horas y media en ser ingresado en el hospital después de ser atendido en Urgencias. Así lo exponen los datos ofrecidos por el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, en una respuesta parlamentaria a pregunta formulada por la portavoz de Podemos, Itxaso Cabrera.

El dato que podría ser más preocupante se refiere a las 15,25 horas de demora en el hospital General del Miguel Servet de Zaragoza, desde cuyo servicio de Urgencias se solicitaron, en noviembre del año pasado, 1.231 ingresos. Sin embargo, desde el hospital se asegura que esa considerable demora nada tiene que ver con la falta de camas para poder llevar a cabo esos ingresos, sino que responde a la «singular» estructura del servicio en el centro y a sus 68 puntos de observación repartidos en las salas correspondientes. «Desde que se indica el ingreso hasta que se realiza, el paciente permanece en esas salas de observación y es el médico quien decide cuándo efectuar ese ingreso en función de la criticidad del enfermo», asegura el gerente de los sectores I y II, José Manuel Aldámiz, que añade que este sistema ofrece «recursos hasta que el paciente se encuentre estabilizado para subir a planta».

Así pues, es el criterio médico el que fija el tiempo adecuado para llevar a cabo el ingreso. «Responde a la forma de trabajar y con los servicios que se prestan en boxes o salas de observación. La falta de camas solo se produce en momentos muy puntuales y se podría decir que es un motivo marginal», afirmó Aldámiz.

ROYO VILLANOVA

Más preocupado se muestra el gerente con las 7, 22 horas que un paciente del Royo Villanova debe esperar para ser ingresado una vez ha sido atendido en Urgencias. Porque este hospital no dispone de la estructura del Servet y su pequeño tamaño se convierte en un hándicap importante. «Se impone reflexionar y tratar de darle una vuelta a este tema, pero no es fácil», indica Aldámiz. Porque, además de que el centro no dispone de todas las especialidades, su cobertura (200.000 habitantes) es excesiva en función de su tamaño. «Estamos hablando de un área que, además, ha crecido mucho en los últimos años, fundamentalmente, en cuanto a personas mayores, que son las que más uso hacen del hospital, con una nutrida presencia de residencias», subrayaron fuentes sanitarias.

En este caso, el Royo no dispone de las camas suficientes para responder a la demanda. «No damos abasto», asegura a este diario un trabajador del centro. Pero es que, además, el hospital no ofrece posibilidad alguna de crecimiento porque no hay espacio disponible para ello, así que cualquier medida a aplicar por parte de la gerencia sería ajena a obras.

EN EL POLO OPUESTO

Especialmente relevante también son las casi 6 horas de demora que un paciente debe esperar hasta ser ingresado en el hospital de Barbastro.

En el polo opuesto se sitúa el hospital Provincial de Zaragoza, donde el tiempo de espera hasta el ingreso no llega a una hora, al igual que en el Infantil (45 minutos) o Matenidad (6). En el Clínico, esta demora se sitúa entre las 2 y las 3 horas posteriores a la atención en Urgencias, similar a la del hospital de Alcañiz (2,37) y ligeramente superior a la del Ernest Lluch de Calatayud (2).

En Jaca (1,69) y Teruel (1,82) no se alcanzan las dos horas de tardanza, al igual que en el hospital oscense de San Jorge (1,41 horas).

En total, en noviembre del 2017 se solicitaron 5.883 ingresos desde los servicios de Urgencias de los nueve hospitales públicos de la comunidad, de los que 1.852 se llevaron a cabo entre las tres áreas del Servet. El Clínico Lozano Blesa, segundo con mayor volumen de ingresos, realizó 1.427.