Cupido volverá a hacer de las suyas en San Valentín, pero sus flechas cada vez conducen a menos aragoneses a estampar su amor en un papel. Y dentro de los que aún optan por el matrimonio, el altar pierde año a año atractivo frente al juzgado.

Sea por pérdida de protagonismo de la religión en la sociedad, por cuestión de ahorro económico o por evitarse listas de espera, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) constatan claramente estas dos tendencias: en cuanto al número total de matrimonios, desde el 2007 (último año precrisis, aunque en Aragón el efecto Expo la retardase un poco) se han reducido en un millar al año.

Entonces eran 5.346, mientras en el 2015, último ejercicio con datos completos, llegaron a 4.300 exactos, en un progresivo declive con altibajos. En la primera mitad del año pasado, hasta donde llegan los registros del INE, la tendencia seguía a la baja, pero no conviene extrapolar ya que el segundo semestre suele ser más propicio para las bodas que el primero, con el periodo más concurrido entre julio y septiembre.

Más claro aún que la paulatina reducción de los matrimonios (bien por no haber registro oficial, bien por optar por otras fórmulas como la unión de hecho) es la pérdida de peso de las uniones católicas. Esta llevan años en declive, pero en el 2007 aún eran más de la mitad (el 58%, concretamente) de las celebradas en Aragón. 3.113 parejas pasaron por la vicaría ese año, frente a las 2.218 que lo hicieron por el juzgado o el ayuntamiento.

Fue en el 2010 cuando se produjo el hito de que las civiles superaran a las católicas, aunque entonces fue por muy poco (2.339 frente a las 2.137 por la Iglesia), se quedaron en un 47%. Pero lejos de revertirse, la tendencia ha aumentado desde entonces, de forma que en el 2015 fueron un 35% (1.533, por 2.745 civiles).

Es decir, en ocho años, los matrimonios católicos en Aragón se han reducido a la mitad. Y en el primer semestre del año pasado, fueron menos de un tercio (un 27%, 473 frente a 1.229).

La evolución es aún más llamativa si se consideran los datos a más largo plazo: hace 21 años, en 1996, la Iglesia Católica albergaba tres cuartos de las uniones en la comunidad. Un 74%, concretamente, con 4.308 de las 5.432 celebradas.

AL NOTARIO / Las parejas que no tienen muy clara su religiosidad suelen optar por la boda civil no solo por una cuestión de principios, sino porque son menos engorrosas en cuanto a organización (cursos prematrimoniales, certificados de bautismo o testigos de vida, por ejemplo). Pero aún así, las civiles van teniendo lista de espera, tanto que algunos optan por acudir a pueblos en lugar de las capitales para ahorrarse esperas.

Y desde junio del 2015, la Ley de Jurisdicción Voluntaria permite una nueva opción, el casarse ante notario, en determinados casos. De momento (al menos hasta el próximo mes de julio), solo celebran la ceremonia, una vez tramitado el expediente en el Registro Civil. Pero la comodidad ha hecho aumentar estas uniones en Aragón de las 17 del 2015 a las 249 del año pasado.