El ciclomotor que marcó una época en España llega a Zaragoza, concretamente, de la mano de Aragonia. La Sala de Exposiciones del centro comercial acoge desde hoy, hasta el 30 de septiembre, una muestra dedicada a la celebración del 50 aniversario de Vespino, el vehículo diseñado y fabricado íntegramente en Madrid, hasta principios de este siglo.

La atracción principal de esta exposición son los once Vespinos cedidos por varios aficionados, entre los cuales, se pueden ver modelos como el ALX, Gran Lujo, Súper Lujo, Súper Confort o Telepizza. Junto a los ciclomotores, los asistentes podrán disfrutar de video-spots, carteles fotografías que muestran el recorrido histórico de este emblemático vehículo.

Un ciclomotor para todos

Al igual que lo hizo Vespa durante los años 50 o el Seat 600 en la década posterior, Vespino se convirtió en un ciclomotor dedicado al ocio, el cual marcó a varias generaciones. Su grado de inserción en la sociedad fue tal que, todavía, mucha gente usa el término “Vespino” para referirse a cualquier ciclomotor.

Se convirtió en un transporte destinado al gran público: desde hombres y mujeres, hasta universitarios o empresarios que buscaban un vehículo ágil para su día a día. Ofreció un catálogo variado de modelos emblemáticos como la GL color granate, hasta diseños inspirados en las motos más convencionales del momento, como el Rally.

“Era un ciclomotor muy útil para la ciudad. Su triunfo se debe a su sencillez y a estar destinado tanto a mujeres como hombres, al igual de ser un vehículo relativamente barato”, explica Rafael Parra, uno de los aficionados a este ciclomotor que junto a José Ramón Sánchez, César Val o Mariano Sánchez, han cedido los vehículos que conforman esta muestra.

Algo distinto

La distinción que otorgaba el tener un Vespino era uno de los atractivos principales con los que se publicitaba. A pesar de la vinculación con Vespa, de la compañía italiana Piaggio, el Vespino puede presumir de ser un producto español, algo que, según sus aficionados, lo ha convertido en uno de los iconos de los años 70 en nuestro país.

A su elegancia, resistencia y refinado diseño, hay que sumar las innovadoras soluciones que lo convirtieron en un ciclomotor único, como son su bastidor de tubo de sección cuadrada, la facilidad para desmontar su rueda posterior, su tapa basculante del motor y su depósito de gasolina. “Es un ciclcomotor muy limpio, es decir, el hecho de tener el motor y parte de la mecánica ocultos, evitaba que el usuario se manchase,” afirma Parra.