El grupo Aramón invertirá 9 millones de euros este verano de cara a la nueva temporada de esquí, por lo que continuará con las obras de ampliación de la estación de Cerler hacia Castanesa y colocará un nuevo telesilla desembragable de seis plazas en el valle de Izas, en la estación de Formigal.

Este telesilla unirá la parte baja de Formigal, cercana al aparcamiento de Sarrios, con el collado de Lanuza y contribuirá a modernizar las instalaciones en este valle, uno de los más apreciados por los esquiadores del centro invernal, según informó ayer el grupo Aramón.

El nuevo telesilla, un D-Line de Doppelmayer, cubrirá una longitud de 2.541 metros y un desnivel de 447 metros, tendrá capacidad para 2.400 esquiadores a la hora, una velocidad de 6metros por segundo y será el primer remonte de estas características instalado en España. Es el mismo modelo de telesilla que el grupo prevé colocar en 2021 en Castanesa, donde continuarán este verano los trabajos de ampliación de la estación de Cerler.

Estas obras finalizarán la adecuación de las vías de servicio que comenzaron el año pasado para la instalación de un nuevo remonte y la adecuación de las pistas que partirán desde el collado de Basibé. Continuará asimismo, según detalló Aramón, la obra civil para la colocación en 2021 del primer telesilla de este proyecto.

«La ampliación de Cerler hacia el valle de Castanesa proporcionará a la estación del grupo Aramón un nuevo atractivo turístico compatible con la ganadería, un proyecto que abre posibilidades de futuro en la zona de Montanuy», añadieron desde el grupo.

RECHAZO AL MODELO

La noticia de la inversión comunicada ayer por Aramón provocó la reacción inmediata de quienes se oponen a dicha ampliación de recursos. Fue el caso de CHA y de la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón. En el caso del partido político, el presidente de esta formación, Joaquín Palacín, señaló que no comparten «ese modelo de desarrollo que lleva implícita la especulación urbanística y una agresión irreversible al medio ambiente en zonas, además, especialmente sensibles como la montaña», según un comunicado.

Este tema provocó el año pasado la primera crisis del cuatripartito en el Ejecutivo autonómico. Así, tras referirse a la «fragilidad» de la apuesta del Gobierno aragonés por el «monocultivo del esquí como recurso económico», Palacín manifestó su «desconfianza» ante la viabilidad económica y medioambiental del proyecto.

Por su parte, la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón recordó que este proyecto, «de un pasado asociado a la burbuja inmobiliaria», ya fue rechazado por los tribunales hace una década por el nivel de «especulación urbanística» que arrastraba y el impacto ambiental que producía. «Estas cuestiones siguen más vigentes que nunca, con el añadido del actualmente reconocido cambio climático que convierten en aún más absurdo este proyecto a realizar en una zona de dudosa innivación», añadieron desde el colectivo. «Por ello, como hace una década, mantenemos nuestra oposición a este modelo especulativo y nos gustaría que se apostase por otros modelos que asegurasen un futuro viable», remataron.