Un mediador imparcial tratará de encontrar una solución al conflicto surgido entre Remar y los vecinos de Rosales del Canal. Así se decidió ayer por unanimidad en el Pleno del Ayuntamiento de Zaragoza a propuesta de Chunta que urgió a zanjar este asunto. En las futuras reuniones participarán el Gobierno, los grupos políticos y representantes tanto de la entidad como de la Asociación de Vecinos Entrelagos de Rosales.

"El objetivo es ver si podemos desbloquear una situación enquistada con riesgo de tener un resultado impredecible", explicó el portavoz de CHA, Juan Martín, que admitió que ni se tiene una solución ni se está buscando, a pesar las mociones que se han presentado en plenos anteriores.

Ayer cada grupo puso sus condiciones para tratar de solventar esta guerra abierta en el barrio.

Los populares fueron los más exigentes para aprobar la moción. "No es por poner condiciones, es que no nos fiamos", explicó el portavoz, Pedro Navarro, tras admitir que "buscar ahora una solución de mediación me parece complicado". Exigió al ayuntamiento que retirara el aval que concedió a la entidad. En el pleno de enero, el representante de Remar dijo que lo iban a hacer y a día de hoy no se ha hecho. "Primero hay que exigir al Gobierno que cumpla la moción aprobada", precisó.

Los socialistas aceptaron que el Gobierno participe en la mediación de este conflicto, pero, eso sí, en las reuniones tendrán que estar presentes todos los grupos municipales, apuntó su portavoz, Carlos Pérez Anadón.

IU dejó muy claro que con esta figura habría que evitar "echar más leña al fuego" y que tendrían que estar presentes indiscutiblemente tanto la asociación, como la entidad y el ayuntamiento. "Me vale un arbitraje, o un tercero imparcial que decida que hacer en equidad", sentenció Pablo Muñoz.

ENTRESIJOS

Fuentes municipales confirmaron tras el pleno que será complicado poner a alguien de mediador que acepten todos los grupos y que están poco definidas las partes en este conflicto.

Las obras de Remar llevan meses paradas. La polémica que rodea a esta empresa va más allá del rechazo vecinal. Las diferencias económicas entre la entidad y la empresa Coebro, encargada de las obras, impiden, por ahora, que la construcción del inmueble siga adelante. La estructura ya está hecha y faltaría acondicionar el interior.