Con los colores de la bandera arcoíris, símbolo del colectivo LGTBI, varios cientos de personas recorrieron el centro de Zaragoza en el Día del Orgullo para reivindicar los derechos de las distintas identidades afectivas y sexuales, al grito de «Libres para ser, libres para amar». Tras una pancarta con el lema Orgullo es TRANSformar el CIStema, la manifestación partió a las 19.15 horas en la plaza San Francisco hacia el paseo Independencia, para terminar en la plaza del Pilar, donde se leyó un manifiesto con las principales reivindicaciones. En el transcurso, decenas de lemas: El amor no daña, el odio sí, Entendemos el mundo de otra manera o La pluma es nuestra raza.

Este año quisieron recordar que la libre orientación sexual está criminalizada y castigada en 74 países y señalaron que en España todavía se puede avanzar, aunque valoraron el Proyecto de Ley Estatal para la Igualdad registrado en el Congreso de los Diputados, el pasado mes de mayo.

Mario Terán el portavoz de la plataforma 28J, que convocó la manifestación junto a otros colectivos, exigió la aprobación de una nueva ley Trans Estatal que reconozca a las personas trans como «sujetos de pleno derecho» y reclamó un pacto de Estado frente al VIH, el estigma y la discriminación. Además, exigieron a las Cortes de Aragón que aprueben «sin dilación» las propuestas normativas promovidas por las entidades ciudadanas para garantizar la igualdad.

Iwi Lizama, quien leyó parte del manifiesto con el que finalizó la manifestación, quiso extender esta reivindicación del 28J a los derechos humanos de todas las personas, porque, dijo, bajo la denominación del ser humano caben todos.

Sujetando una pancarta se encontraba también Araceli Carrasco, en representación de la Asociación de Madres y Padres del colectivo LGTBI en Aragón. Carrasco pasó del «sufrimiento» de conocer la homosexualidad de su hijo hace 16 años a sentirse la «madre más orgullosa del mundo» y a presidir una asociación para orientar al resto de padres que se encuentren en esta situación, aunque dijo que llegan pocos: «Los padres y madres tienen que salir también del armario».