La ilusión se hizo ayer un hueco entre las dificultades del barrio de San Pablo. El solar de la calle Armas, uno de los más degradados de la zona, fue el elegido para que decenas de familias soñaran por una tarde. "Seguro que se me olvidan los pasos", decía una joven gitana minutos antes del ensayo general del espectáculo. "¿Y qué? A mí me da igual porque me lo voy a pasar pipa", se reía su compañera de bailes, una marroquí.

Y es que ayer muchos fueron los que "olvidaron los problemas de delincuencia, drogas y violencia por los que el barrio se caracteriza". José María Lamana, responsable del Area de Acción Social de la Fundación Federico Ozanám, afirmaba que este proyecto es uno de los elementos que están dinamizando el barrio día tras día "hay gente que se está reinsertando por muchos programas de dinamización. Este acto es más simbólico, pero igual de importante".

Más que un espectáculo

El evento consiste en revivir los elementos del Carnaval del Arlequín , uno de los cuadros más especiales de Miró, ya que pretende mostrar la luz en medio de la oscuridad; simbolismo que plasma a la perfección la idea del evento. "El barrio está luchando por este lugar, aquí también pasan cosas buenas", afirmaba el director del proyecto, José Manuel La Torre. Este explicó también que por eso, el acto es algo más que una función artística, ya que se trata de "la plasmación del esfuerzo muchas personas que se han unido para hacer algo en común".

Un proyecto para el que el barrio no se ha sentido solo en ningún momento, ya que han tenido la ayuda de varias personas que trabajan por lo mismo en Polonia, Alemania y Francia. Carmen Gallego, la concejala de Acción Social, explicaba que este evento significa un gran "ejemplo de integración de las diferentes culturas que serán el futuro".

Este espectáculo, que fue todo un éxito, se intentará dar a conocer mañana en el pasacalles del pregón de las fiestas del Pilar. Será entonces cuando toda Zaragoza se enterará de que San Pablo está reviviendo día a día.