Vanesa Murcia, una zaragozana de 24 años, denunció ayer públicamente el "secuestro" de su hija, que desde el 2009 permanece en Rumanía al cuidado de la familia del padre, natural del país. La joven interpuso una denuncia por malos tratos y por el secuestro, sin que ninguna de las denuncias prosperase. Ahora ha buscado el amparo de la Fundación Filia, que lucha por que los niños no se conviertan en "armas arrojadizas" en las separaciones, según explica su presidenta, Lucía del Prado. El de Vanesa es uno de los casos más extremos, pero ni mucho menos único.

Hoy mismo, el Juzgado de Primera Instancia número 16 de Zaragoza celebrará una nueva vista por la custodia, después de que, según explicó su abogado, el exmagistrado Francisco Serrano, la Audiencia Provincial de Zaragoza ordenara la anulación del proceso por un error técnico. La familia del padre cuenta en su favor con un documento notarial que Vanesa firmó para otorgar la custodia a la abuela paterna, pero según explicó ayer la joven, lo hizo "aterrorizada" y coaccionada. Su abogado espera que se pueda interrogar al padre, pero no confía en que aparezca.

Vanesa quedó embarazada con 17 años, y apenas dos años después, viajó a Rumanía con su pareja, habiendo firmado al parecer el citado documento. Ella era la única que tenía billete de vuelta para ese viaje. Según relató, la obligaron a volver a España, bajo "amenazas de muerte", y le arrancaron al bebé. "Yo escuchaba a mi hija llorar al otro lado del tabique y me decían que me fuera", aseguró. Incluso afirmó que la habían dado de mamar de la ubre de una vaca. Como recuerdo, dijo, le dieron un mechón de pelo de la pequeña.

Denuncias

Al volver a España, interpuso denuncias por el secuestro y por el maltrato. Según asegura, su pareja la agredió incluso estando embarazada, llegando a causarle lesiones en los dientes. Pero las denuncias fueron sobreseídas, manteniéndose en este momento solo el proceso por la custodia.

Para su abogado, Francisco Serrano --que trabaja con la Fundación Filia--, el caso es un claro ejemplo de "las carencias de las actuales leyes y organismos públicos". Una legislación contra la que lleva luchando desde que, hace apenas dos años, el Tribunal Supremo le inhabilitara durante una década por prevaricación, al dictar una sentencia que ampliaba un día la custodia de un padre para que su hijo pudiese ir a una procesión.

"Este sistema está lejos de proteger a mujeres y niños que indiscutible sufren maltrato. Después de miles de millones de euros invertidos y de detener y condenar a miles de inocentes por su mera condición de ser varones, muchos verdaderos maltratadores siguen impunes, como sucede en el caso que nos ocupa", subrayó el letrado.

Vanesa aseguró que vive con "miedo" de las represalias que pueda tomar su expareja en Rumanía. Según ha podido averiguar su abogado, el padre ni siquiera convive con la niña, que está a cargo de los abuelos paternos "y otros familiares". El abogado considera imprescindible interrogar al padre en el proceso por la custodia, pero sería el primer juicio en el que apareciera. Mientras tanto, asegura Vanesa, su hija continúa "huérfana de madre", que es lo único que "no perdona" a su expareja y a sus familiares en Rumanía.