La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que la semana pasado cumplió veinte años desde su primera exhumación en el Bierzo, ha iniciado este lunes la búsqueda de los restos de Sebastián Blasco Aznar, nacido el 20 de mayo de 1895 en la localidad turolense de Andorra, donde trabajó como labrador, sastre y sereno.

En la Causa General, que instruyó el franquismo y que llevó a la condena a miles de republicanos, sólo se asegura que Blasco Aznar era cercano a las organizaciones de izquierda locales, mientras que, en la versión oficial de su muerte, redactada por las autoridades franquistas, se asegura que se trató de un suicidio cuando iba a ser detenido por la Guardia Civil, informa la ARMH en nota de prensa.

Su viuda y sus hijas siempre han asegurado que fue asesinado por un grupo de vecinos a los que se sumaron dos guardias civiles y los testimonios de la época dicen que el cadáver de Blasco Aznar fue arrastrado y enterrado, tras ser asesinado, a la zona conocida como el ‘Corralico’, junto a la tapia del cementerio de Andorra, donde este lunes han comenzado las labores de exhumación.

A priori, la ARMH calcula que el área a prospectar no será superior a 50 metros cuadrados, por lo que abrirán catas del grosor de la pala retroexcavadora para retirar la primera capa de terreno superficial y cuando se encuentren los restos el resto del trabajo se llevará a cabo manualmente.

Su nieta, May Borraz, presente al inicio de los trabajos, ha estado tres años investigando la localización del lugar y este lunes por la mañana, al inició la búsqueda de los restos de su abuelo, ha explicado lo duras que fueron para su familia las consecuencias del asesinato y las secuelas que dejó.

“Mi abuela repetía como un mantra que lo habían asesinado después de la guerra una pandilla de cobardes, pero mi madre, que sólo tenía dos años cuando ocurrió, lo vivió como con vergüenza. Creo que la primera generación, la de entonces, lo vivió con mucho miedo, la siguiente con vergüenza y la mía con rabia”, ha asegurado.