Escó y Floría se sentaron en el banquillo de los acusados después de que la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional hallara un correo electrónico en el ordenador del exgerente de Plaza y uno de los cerebros de la trama, Ricardo García Becerril. En él, cuyo asunto era Miserias, se destacaban una serie de irregularidades.

Una prueba que ponen en duda los magistrados de la Audiencia de Zaragoza, ya que tienen en cuenta la «enemistad» de Escó y García Becerril, quien llegó a decirle expresiones como «arrieros somos...» o «los amigos de mis enemigos son mis enemigos». También critican algunas argumentaciones de la UDEF. Por ejemplo, cuando el inspector jefe «llegó a manifestar que, mediante la acumulación de indicios, entienden que se encuentra un trato de favor a Floría, pero que es difícil de asegurarlo a efectos probatorios». Añaden que «no son expertos» en algunas cuestiones que analizaron.