Un acto en apariencia sencillo y lógico, la cesión temporal y condicionada de un templo para la práctica de los cultos de otra religión, ha causado un gran revuelo en la localidad de Ejea de los Caballeros.

Hace un tiempo, la comunidad ortodoxa existente en la capital de las Cinco Villas solicitó tener un espacio para poder realizar distintas liturgias por la precariedad y falta de idoneidad de los espacios que ocupan en Ejea, que los hacen poco adaptados a su función.

El Arzobispado de Zaragoza tomó entonces la decisión de ceder a los ortodoxo cincovilleses, en su mayoría rumanos, la iglesia de Nuestra Señora de la Virgen de la Oliva, situada en el casco urbano de Ejea y que acoge a la patrona de la ciudad.

Esta medida causó la indignación de la Cofradía de Nuestra Señora de la Virgen de la Oliva, una entidad compuesta por unas 700 personas y que realiza múltiples actividades en el templo.

Fuentes del Arzobispado consultados por este medio mostraron su «extrañeza» y «sorpresa» por la reacción de los cofrades, que inmediatamente solicitaron explicaciones de por qué se había hecho esa cesión.

Antes de seguir adelante, de forma momentánea, el Arzobispado ha decidido paralizar su decisión inicial, hasta tanto no se soluciona la polémica creada en torno al asunto.

CULTOS COMPATIBLES / «Tal y como se había acordado, la iglesia de Nuestra Señora de la Virgen de la Oliva conserva el culto católico y los domingos en que no hay celebraciones se cede el templo para la liturgia ortodoxa», señaló la misma fuente, que subrayó que en ningún momento se solapan ambos usos, de forma que los dos pueden seguir practicándose sin que se produzcan interferencias. Sin embargo, este arreglo no fue del agrado de la cofradía, que así lo hizo saber. Una postura que no impide que ahora los componentes de la entidad local manifiesten que se hallan «a la espera de lo que diga el Arzobispado», sin entrar en el fondo del asunto ni motivar su oposición al acuerdo alcanzado en primer término.

En principio, la cesión era solo los domingos, siempre y cuando no entorpecieran las celebraciones católicas, tales como misas, bodas y otros sacramentos.

El Arzobispado manifiesta que el párroco de la iglesia y el vicario explicaron estas circunstancias a la cofradía, a la que compete el cuidado de este edificio de gran simbolismo para los ejeanos tanto por acoger a su santa patrona como por su vinculación a la historia local de la capital cincovillesa.

UNA COMUNIDAD INTEGRADA / Lo que se pretendió hacer en Ejea de los Caballeros se ha llevado a cabo en otros lugares donde existen comunidades numerosas que practican la religión ortodoxa. «Se trata de dos confesiones cristianas, con muchos puntos en común», subrayan fuentes del Arzobispado.

Así, en Zaragoza, por ejemplo, los ortodoxos utilizan la iglesia de las Fecetas y también la parroquia de Begoña, en Delicias, sin que se hayan producido problemas de convivencia con el culto católico. Y lo mismo sucede con la iglesia de San Andrés, en Calatayud, la segunda localidad de Aragón, después de la capital de la comunidad, en número de personas que profesan la religión ortodoxa.

Se considera que estas facilidades, basadas en acuerdos amistosos y no en transacciones económicas, contribuyen a la integración de los inmigrantes del Este, puesto que búlgaros, ucranianos y rusos comparten la misma fe.

El Arzobispado entiende que la medida constituye la prestación de un servicio más de las parroquias cedidas, dentro de unas relaciones con los ortodoxos que se califican de «muy buenas».

«El asunto está en vías de estudio, pero se haga lo que se haga finalmente, se contará con la opinión de la cofradía y del consejo pastoral», aseguraron en la cúpula de la Iglesia en la diócesis de Zaragoza.