Durante casi una hora, el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, ha declarado por el supuesto espionaje cometido en el seno del Tribunal Interdiocesano de Primera Instancia de Zaragoza. En calidad de investigado, ha admitido ante el juez instructor que hubo una intervención del ordenador de la exnotaria, si bien ha querido justificar que se hizo porque esta empleada (despedida de forma improcedente) estaba teniendo una actitud contraria a los intereses de la Iglesia.

Según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, el mitrado ha resaltado que la exnotaria, María del Carmen Amador, estaba intentando realizar una serie de presiones en el seno eclesiástico, ayudada por otros sacerdotes. También ha señalado que realizaba filtraciones a la prensa de algunos asuntos.

Junto a Jiménez han declarado el ecónomo Ernesto Meléndez y el perito informático, Jorge P. G., quienes se escudaron en que tan solo cumplieron órdenes y que todo se hizo conforme a la legalidad.

Según el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, el peritaje realizado por el Arzobispado de Zaragoza permitió conseguir las conversaciones de whatsapp de la exnotaria, ya que ésta había sincronizado su teléfono móvil con el ordenador.