Jonathan Witmar Berreondo permanece en prisión provisional desde que fue detenido, el pasado 23 de diciembre, como supuesto autor del asesinato de un madrileño cuyo cadáver trató de ocultar en el interior de una maleta. Antes de desmoronarse ante los agentes del Grupo de Homicidios dio varias versiones exculpatorias, hasta el punto de crear varias pruebas con las que intentar dar una apariencia de credibilidad.

Según pudo saber EL PERIÓDICO, entregó una serie de pantallazos de conversaciones de teléfono móvil con un hombre llamado Mario a quien le habría alquilado una habitación por una semana. Llegó a responsabilizar a esa persona como el dueño de la maleta y «del regalito que le había dejado». Sin embargo, los investigadores han analizado dicha prueba y han llegado a la conclusión de que el encausado era usuario de dos terminales de telefonía móvil, lo que le permitió llevar a cabo el supuesto diálogo. Tras capturar en imagen esas expresiones, borró el tráfico de mensajería.

La Policía llega a dicha conclusión, tras analizar las expresiones empleadas por ese tal Mario puesto que evidencian que no se corresponden con el español empleado en España y que es más propio de Guatemala, lugar de nacimiento de Jonathan Witmar Berreondo, quien había asegurado que Mario era español.

No fue la única coartada que pergeñó, ya que también llamó a una amiga suya para explicarle que había alquilado una habitación, que había tenido problemas con esa persona y que se había fugado dejándole una maleta. Esta mujer llegó a ir a la vivienda escenario del crimen, en la calle Vía Verde número 1 del barrio Oliver, y pudo observar que había una maleta e incluso trataron de abrirla con unos guantes. Finalmente, no lo hicieron.

Por otro lado, los investigadores creen, a partir del informe de autopsia realizado a la víctima que demuestra la gran brutalidad del asesinato, que el arma empleada pudo ser un martillo extractor de clavos, la cual no ha sido hallada.

Las gestiones realizadas por la Policía les ha llevado a un comercio cercano, cuyo responsable ha entregado una serie de facturas a nombre de Jonathan Witmar Berreondo en el que aparecía la compra de dicha herramienta. La investigación sigue abierta a manos del magistrado del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, Rafael Lasala.