La joven Alexandra Rodica falleció, supuestamente, a manos de su expareja, Cristinel Lionel Surca, en un punto de encuentro familiar de la calle Conde Aranda, en Zaragoza. Tras degollarla en presencia de su hijo común, el hombre intentó quitarse la vida cortándose en el cuello y clavándose el arma en la cabeza, que de hecho, quedó alojada en el cráneo. A pesar de esas evidencias, el encausado alega que no hubo testigos del ataque, además de negar la acusación a la que se enfrenta.

Así lo destacó su defensa durante una vistilla celebrada ayer en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Zaragoza y con la que se transformó esta causa para que sea juzgada por un jurado popular. En dicha comparecencia, Cristinel Lionel Surca se negó a declarar, a pesar de que se lo ofreció hasta en dos ocasiones el juez instructor, José Luis Martínez. Tampoco lo hizo cuando formalmente fue detenido, puesto que estuvo un mes ingresado en el hospital Miguel Servet de la capital aragonesa.

DELITOS / Tanto la Fiscalía como la abogada de los familiares de la víctima, Carmen Romeo, fijaron sus acusaciones, así como la petición de determinadas pruebas, tales como la exploración médica del niño de la pareja, de 5 años, que estuvo presente en el momento del ataque; o que se le practique la prueba del ADN a Cristinel Lionel Surca, quien insiste en impedirlo. El encausado se sentará en el banquillo de los acusados como autor de dos delitos: asesinato y quebrantamiento de medidas cautelares, ya que sobre él pesaba una orden de alejamiento.

Por su parte, la abogada de la defensa, Raquel Ginés, solicitó, a petición del joven, que se le devuelvan determinados objetos personales como su teléfono móvil.

Los hechos que se juzgarán cuando se practiquen las pruebas solicitadas por las partes tuvieron lugar en julio del 2016. Fue a las 17.00 horas en un punto de encuentro familiar.

La víctima había decidido huir a Madrid por el acoso de Surca, como adelantó EL PERIÓDICO, pero tuvo que regresar de la capital para cumplir el régimen de visitas establecido con el padre, hecho que aprovechó este para apuñalarla brutalmente en dicho lugar.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón determinó que este crimen machista fue premeditado, ya que, días antes de cometerlo, el joven de 28 años envió al juzgado un escrito advirtiendo de que su expareja había incumplido el acuerdo para ver al menor. Informaba de que era porque se había marchado a otra ciudad. Y solicitaba que se pusiera solución añadiendo además que el menor, de 5 años, podía estar sin escolarizar. Además, el agresor tenía el convencimiento de que ella iba a volver a la capital aragonesa, puesto que ella tenía que declarar contra él en un juicio por coacciones. La Fiscalía solicitaba un año de prisión para Surca, que no llegó a ser juzgado.

Alexandra murió después de veinte horas luchando por sobrevivir y de ser sometida a dos complicadas intervenciones quirúrgicas por las heridas que presentaba tanto en el cuello como en el estómago. El menor vive actualmente con la familia de la joven, en Rumanía.