Las asociaciones Yesa+no y Río Aragón y el geólogo de la Universidad de Zaragoza Antonio Casas han advertido hoy del aumento del movimiento de la ladera del embalse y de que sigue habiendo un riesgo muy alto para las poblaciones aguas abajo, en especial para Sangüesa (Navarra).

En una rueda de prensa en Zaragoza, Raúl Ramón, de la Asociación Río Aragón, ha asegurado que el movimiento de la ladera derecha ha aumentado a tenor del último informe de noviembre de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), hasta doce milímetros anuales y hasta 47 puntos, y los datos indican, según Casas, que la ladera "no se para".

Casas ha asegurado que los datos reales de movimiento muestran que la ladera está en un "equilibrio inestable" y que el movimiento no ha parado desde 2013 y es algo mayor que lo que indican informes anteriores, y además se ha extendido al conjunto de la ladera.

El problema es que la ladera se mueve milímetros al mes sobre una presa y "puede desembocar en cualquier situación", ha afirmado Casas, quien ha subrayado que lo que no es fácil es que se pare, con lo que no ha funcionado la hipótesis de que pararía el deslizamiento con la construcción de la nueva presa.

"Está claro que esa solución prevista no funciona", ha apuntado Casas, quien ha señalado que la ladera izquierda podría moverse al igual que lo hace la derecha, dada su inestabilidad a lo largo de la historia geológica reciente.

A su juicio, la única forma de minimizar el riesgo para las poblaciones aguas abajo es bajar la cota del embalse hasta un volumen de unos 70 hectómetros cúbicos, y se tendría que haber optado por balsas laterales en lugar de poner "parches" a la ladera.

Para Casas, el nuevo embalse de Yesa "no se llenará nunca, porque es técnicamente imposible con unas mínimas garantías de seguridad".

A su juicio, y "se está jugando con fuego", porque no se puede "someter" a una población a ese riesgo sin unos planes de evacuación que funcionen "al milímetro" y los simulacros "no se han hecho".

Por su parte, el presidente de la asociación de Sangüesa Yesa+no, Iker Aramendía, ha asegurado que Yesa condiciona la normalidad en las vidas de los vecinos, que cuatro años de obras con un enorme gasto no han conseguido detener el deslizamiento y que eso genera "mucha intranquilidad".

"Cualquier persona sensible puede darse cuenta de que no estamos dispuestos a vivir así el resto de nuestros días", ha enfatizado Aramendía.

Para Raúl Ramón, Aragón se debe replantear la gestión del río sin un Yesa recrecido e incluso con un embalse a menor cota; el aumento de los regadíos en la zona de Bardenas, utilizando otras técnicas como balsas laterales, que es una herramienta mucho más eficaz y barata, y desvincular Yesa del agua de boca de Zaragoza.