Cuarte de Huerva, en el extrarradio de Zaragoza, cuenta con una plantilla de 13 agentes de Policía Local, un número «justo», en opinión de un miembro de la plantilla. «Al no tener depósito de detenidos, las necesidades de personal son menores y, además, entre semana, no se hace servicio de 24 horas», indica.

A diferencia de otras localidades de Aragón, en Cuarte los policías locales sí pueden patrullar en pareja, aunque no falten las ocasiones en que un solo guardia tienen que hacer todo él solo.

«A menudo, asumimos servicios de orden público que no nos corresponden legalmente, pero a los ciudadanos que te necesitan no puedes decirles que eso no es de tu competencia», manifiesta el mismo agente.

Eso es así porque las dotaciones de la Guardia Civil suelen tardar entre 15 y 20 minutos en llegar a Cuarte de Huerva desde las poblaciones donde están sus cuarteles. Además, la cercanía del lugar del hecho hace que normalmente los locales sean los primeros en llegar y en intervenir.

«Esa circunstancia hace que seamos polivalentes y que lo mismo atendamos accidentes de tráfico que asuntos de violencia doméstica o peleas de fin de semana», informa el miembro de la plantilla de Cuarte. Eso significa, lisa y llanamente, que no pueden aspirar a especializarse y que su función va mucho más allá de vigilar la seguridad vial y el comportamiento de los dueños de animales de compañía. «Toca hacer de todo, no queda más remedio», añade la misma persona.

Desde su punto de vista, es «muy difícil» que las pequeñas localidades cumplan la recomendación europea que fija la proporción ideal en un policía y medio por cada mil habitantes. «Un agente es caro para el consistorio, hay que armarlo, dotarlo de medios y darle formación, y eso sale caro», concluye.