Las estadísticas y las cifras del 061 se dispararon, como era de esperar, en el 2020 por culpa de la pandemia. «Son unos números increíbles, inimaginables», asegura la gerente del servicio, Amparo García. Los pacientes atendidos fueron 246.285 frente a los 149.633 del 2019, lo que supone un 160% más. En el apartado de llamadas, el crecimiento fue del 150% al registrar un total de 526.633 frente a las 344.436 del año anterior. «En el 2019, la media de llamadas por cada 100.000 habitantes era de 260, pero en el 2020 pasó a 402. Es increíble», dice García.

Al principio de la pandemia tuvieron que desdoblar líneas, porque el servicio se colapsaba, y reforzar las tareas, pero también se encontraron con que la tecnología «era limitada». Teníamos un tope, hay un momento en que no daba para más y todo se sobrepasó», recuerda la gerente.

La subida también ha sido muy elevada en el número de veces que las ambulancias tuvieron que ser movilizadas a lo largo del 2020, con un total de 158.887. La cifra es un 112% más porque en el 2019 fueron 140.517 recursos movilizados.

Además, desde el principio de la pandemia han realizado más de 43.000 pruebas PCR y, desde septiembre, más de 4.500 test de antígenos. «¡Que se dice pronto!», apunta García. «Ha habido momentos muy complicados, muy duros, y eso no lo podemos negar, pero jamás pensé en tirar la toalla. Ni yo ni nadie del equipo porque no está en el carácter ni en esta profesión», asegura la gerente del 061.

El material

La gerente asegura que en el servicio «no faltaron recursos ni epis (equipos de protección individual)», pero reconoce que se racionalizaron «muchísimo» porque no se podían utilizar de forma ligera. «No nos quedamos sin ellos, pero fuimos mal y muy justos. Pedíamos que se reutilizarán algunos materiales un poco más o se hiciera un uso más racional porque teníamos mucha presión», asegura García.

«Te ibas a casa a las 23.00 horas sin saber si al día siguiente llegarían los guantes, las mascarillas y los epis. Aquello fue muy duro, íbamos nosotros en coche a la central de cargas a coger material y llegamos a comprar una furgoneta con remolque para trasladar todo, incluida la ropa sucia», concluye.