D os bombas estallaron ayer ante una céntrica iglesia de Santiago de Chile, en "solidaridad" con los dos anarquistas que están detenidos en España acusados de colocar un artefacto explosivo en la basílica del Pilar de Zaragoza.

Según la Policía y los testigos, dos artefactos estallaron pasada la medianoche, junto a la entrada principal de la iglesia Santa Ana, una antigua edificación declarada monumento histórico, situada en la esquina de las calles Catedral y San Martín, en pleno centro de la capital chilena.

En concreto, las bombas consistían en cilindros de gas rellenos de material explosivo, que estaban dentro de una mochila y fueron activadas con un mecanismo electrónico, explicó a los periodistas el capitán de Carabineros Juan Rosales.

Los testigos aseguraron, según recogió Efe, haber visto a dos personas corriendo en dirección al sur tras las explosiones, que originaron un incendio que causó daños menores en la puerta de la iglesia, según el informe de Bomberos. Por su parte, el párroco de la iglesia, Lionel de Ferrari, manifestó que le parecía "un acto irracional. No se me ocurre qué pasa por la cabeza de esas personas".

El religioso se refería a la nota reivindicativa que dejaron en el lugar de los hechos: "Nuestra acción insurreccional es un gesto solidario con los compañeros Francisco Javier Solar Domínguez y Mónica Caballero Sepúlveda, detenidos en España", decía.

Ambos se enfrentan a penas que oscilan entre los 15 y 20 años de prisión por la explosión en el templo mariano zaragozano, en el que causaron daños en el órgano y en varios bancos situados frente al altar mayor.

El juez de la Audiencia Nacional que les procesó, Eloy Velasco, relató que en el momento de ese atentado había cuatro trabajadores de la basílica y al menos un grupo de cincuenta turistas norteamericanos con su guía y tres personas que quedaron momentáneamente retenidas en el interior de un ascensor del templo.

Escasos minutos antes de la explosión se produjo un aviso a un centro de estética de la capital aragonesa. Creyeron que era una broma, por lo que no avisaron a la policía, indicó el juez, que añade que el atentado fue luego reivindicado por el citado grupo en una página web que suele recoger este tipo de atribuciones de acciones violentas.

Las Fuerzas de Seguridad del Estado identificaron a los procesados gracias al análisis de las imágenes de las cámaras de vigilancia de un bar situado en la plaza del Pilar, en las que se veía a un hombre y a una mujer una hora antes de la explosión que, por su comportamiento, la vestimenta --iban con ropa de invierno en un día caluroso-- y los bultos que portaban, llamaron la atención.