Quince atracos a entidades bancarias aragonesas en los últimos cuatro años, robos de vehículos, atentado contra agentes de las Fuerzas de Seguridad, tenencia ilícita de armas... Ese es el brillante currículum del ya conocido atracador de Valdefierro, que tras evitar a las Fuerzas de Seguridad durante cuatro años fue detenido el pasado jueves a mediodía en Ametlla de Mar (Tarragona) en una acción conjunta de unidades del Cuerpo Nacional de Policía de Zaragoza y Tortosa.

El arrestado, Javier Cardesa Soro, es un pamplonés exlegionario de 40 años que durante bastante tiempo vivió como pastor en la localidad zaragozana de Escatrón. El último intento de atraco lo protagonizó el pasado 3 de septiembre en una sucursal de la CAI de la calle Aldebarán de Valdefierro, donde sustrajo la pistola a un policía bajo amenaza de matar a un rehén.

La investigación policial, según explicó ayer el comisario de la brigada de Policía Judicial de Zaragoza, Esteban Gándara, comenzó en el año 2000, después de que Cardesa cometiera dos atracos en la capital aragonesa. A partir de ese momento, el delincuente, que admitió ser autor de 34 delitos --en total se apoderó de unos 100.00 euros--, prosiguió en localidades como Bujaraloz, Caspe o Escatrón. Fue en este municipio donde, en el 2001, protagonizó uno de sus asaltos más sonoros, al empotrar un vehículo robado contra una oficina de Ibercaja. Tras amenazar a dos guardias civiles, se llevó su coche entre disparos.

La colaboración ciudadana y la publicación de imágenes de Cardesa resultó clave para hallar pistas de su paradero. "Gracias a que un testigo vio el coche robado en el que huyó de Valdefierro --una técnica que empleaba habitualmente--, pudimos averiguar que el vehículo fue sustraído en Ametlla de Mar", indicó Gándara. A este dato se unieron las huellas detectadas en varias bolsas de grandes superficies que se vio obligado a abandonar y que permitieron identificarlo. Algo "complicado", porque el atracador las empleaba debido a que por su textura resulta más difícil dejar rastros. También tiró algunas colillas que sirvieron para confirmar su ADN.

Fue entonces cuando el campo de investigación se trasladó a la localidad tarraconense. Los efectivos contactaron con 27 inmobiliarias para buscar referencias, pero el paso clave se dio hace una semana, cuando un camarero de un bar lo reconoció por una fotografía. "Después conocimos los datos del chalé en el que se alojaba. Era una pensión ubicada en una urbanización conocida como Las Tres Calas", apuntó Gándara.

Durante tres días, los agentes vigilaron la casa, en cuyas inmediaciones apareció uno de los coches robados por Cardesa, que había permanecido encerrado más de cien horas. Por "miedo" a que viera a los agentes, decidieron entrar en el chalé rompiendo la puerta de su habitación. La operación fue "limpia", ya que el detenido estaba dormido, aunque debajo de su almohada tenía la pistola que robó al agente en Valdefierro, que estaba cargada, además de un revólver con seis proyectiles. También se le intervino una escopeta recortada, un revólver simulado, un pasaporte falso, DNI robados y 140 pequeños brillantes.

En su declaración, confesó que sabía que "tarde o temprano" le iban a localizar, pero por si acaso tenía previsto volver a actuar la semana que viene en Zaragoza. Ayer pasó a disposición del Juzgado de Instrucción Número 2 de Tortosa.