El responsable de la Auditoría Interna de Caja Inmaculada entre 1995 y abril de 2001, Andrés Hueso, cree que la sociedad CAI Inmuebles, sociedad creada en 2001 para gestionar el sector promotor de la entidad, era un "vehículo que favorecía la opacidad" de una parte del negocio de la caja.

Hueso ha comparecido hoy ante la comisión parlamentaria de investigación que analiza la gestión, la actividad de la alta dirección, la actividad de las sociedades participadas por CAI o el contexto en el que se desarrolló la gestión empresarial de la entidad.

Ante los diputados, ha explicado que CAI Inmuebles fue "pergeñada" por el director general entre enero de 2001 y agosto de 2005, Luis Calvera, y que fue un instrumento "no necesario" que generó "opacidad".

Ha reconocido, no obstante, que en relación con el negocio inmobiliario todas las entidades financieras, y no solo CAI, corrieron "riesgos por encima de lo necesario", aunque "nadie" fue capaz de predecir la intensidad, el origen y el alcanza de la crisis inmobiliaria que vendría después.

Hueso ha defendido su labor de auditoría interna en un departamento que dependía del director general.

Ha explicado que cuando Luis Calvera accedió a la dirección general en sustitución de Juan José Grávalos, en enero de 2001, a él se le apartó del cargo, y aunque oficialmente fue tras un acuerdo negociado, Hueso estima que se trató de un "despido fulminante".

Entonces, ha indicado, la labor de la Auditoría Interna cambió en respuesta a los requerimientos del nuevo director general, aunque ha rehusado decir si ésta quedo "desnaturalizada".

Hueso ha rehusado que fallaran los controles sobre la actividad de CAI, pero no hubo control sobre las "decisiones", a partir de las cuales "vinieron los fallos encadenados".