La polémica toma cada día más fuerza en la vertiente francesa del Pirineo, donde el lunes un grupo de cazadores abatió a tiros a la última osa autóctona de la cordillera. La conmoción ha llegado a la propia capital francesa, donde hasta el presidente de la república, Jacques Chirac, ha lamentado públicamente la muerte de Canelle. Ayer, el ministro de Medio Ambiente francés, Serge Lepeltier, visitó personalmente la ciudad de Urdós y la zona donde murió la osa para interesarse por los hechos. El ministro estaba acompañado del diputado regional Jean Lasalle y del prefecto (delegado del Gobierno) de Pau, Philippe Grégoire.

Mientras, los expertos han montado un dispositivo de protección para intentar salvar a toda costa la vida del osezno que acompañaba a Canelle el lunes, en el momento de los hechos. Se trata de un ejemplar sin identificar aún, por lo que no se sabe si es macho o hembra. Este es un detalle vital para conocer el futuro de la especie.

Técnicos y ecologistas se muestran muy pesimistas, ya que la cría, de unos 10 meses de edad, necesita del apoyo de su madre para sobrevivir. Con todo, se ha llevado abundante comida a su zona de influencia con las esperanza de que sepa alimentarse lo suficiente antes de la llegada del invierno.

PALABRAS DE CHIRAC El presidente francés consideró que la muerte de la osa es "una gran pérdida para la biodiversidad en Francia y en Europa". Chirac se manifestó así durante el Consejo de Ministros del miércoles, según explicó el portavoz del Gobierno, Jean-Francois Copé.

La muerte de Camelle provocará una catarata de denuncias ante las autoridades judiciales, ya que son muchas las asociaciones ecologistas las que ya han avanzado su intención de exigir que se depuren responsabilidades.