El número de jóvenes sin hogar aumentó en el 2017 radicalmente en Zaragoza. Los menores de 25 años representaron el 17,7% del total de los usuarios del albergue municipal, cuando en el 2016 fue del 7,1%. De esta manera, se rompe la tendencia de envejecimiento que venía produciéndose desde el 2003 en la ciudad. Este es solo uno de los preocupantes datos que saca a relucir el Plan Integral para las personas sin hogar elaborado por el ayuntamiento en coordinación con varias entidades sociales. Pretende abordar el «sinhogarismo» de una manera integral porque «tener un techo no significa tener un hogar y hay que hacer un proceso de reinserción» con aquellas personas que se ven obligadas a vivir en la calle.

Así de clara se mostró ayer la concejala de Derechos Sociales, Luisa Broto, durante la presentación de esta plan, que se ha marcado cinco líneas de acción, 18 objetivos y 60 medidas que abordan el acceso a la vivienda, la prevención, la sensibilización, los cuidados y el trabajo interdisciplinar como aspectos clave. Según el informe, y siempre teniendo en cuenta las dificultades para hacer una radiografía exacta del número de personas que vive en la calle, ya que «no resulta fácil al tratarse de un grupo social que busca el anonimato en la mayoría de los casos», en Aragón, se estimaba que en el 2016 había alrededor de mil personas sin hogar -datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)-.

Hay que tener en cuenta la existencia de un «sinhogarismo oculto» que minimiza la gravedad de una realidad agravada por la crisis y el incremento del los alquileres.

Atendiendo a los últimos recuentos realizados por Cruz Roja, en el 2016 se detectaron 126 personas durmiendo en la calle, el 92% de ellos eran hombres (se trata de una radiografía de una única noche). Es la cifra más baja desde el 2010, cuando se contabilizaron 158, frente a las 186 del 2012 o las 140 del 2014.

El albergue municipal se ha convertido en una alternativa para muchas personas. El 2017 fue, en los últimos 20 años, el que menos usuarios se registraron: 1.978 personas, frente a los 2.217 del 2016, o las 3.155 del 2011.

La cronificación es uno de los principales problemas a los que se enfrenta el consistorio. Aquellas personas que se encontraban sin hogar antes de la crisis tienen muy difícil superar esta situación porque se encuentra fuera del sistema. Por ello, incidió Broto, es necesario realizar un proceso de «reinserción».