Tanto la Policía como el joyero zaragozano César Sáiz insistieron ayer en que el asesinato de Javierre no tenía ninguna relación con el José Luis Madurga, ocurrido en noviembre del 2001 en de Tudela, aunque ambos trabajaban para la misma joyería como comerciales. Sáiz recordó que el segundo tuvo como claro móvil el robo y que Madurga estaba en la ciudad navarra por motivos relacionados con su trabajo, lo que no ocurría en el caso de Javierre, "quien llevaba una doble vida de la que nos hemos enterado ahora". Madurga acudió a una cita profesional para vender joyas a dos ciudadanos colombianos y una mujer de Zaragoza que le mataron para apoderarse del muestrario y ocultaron el cadáver en el maletero de su coche. La Policía detuvo a los presuntos asesinos, Jesús Orlando Loaiza Tascón, Gerson Gutiérrez López y María Pilar Pueyo, quienes serán juzgados por un jurado popular en la Audiencia de Navarra a partir del próximo 9 de febrero y para quienes el ministerio fiscal solicita penas de 23 años de prisión. La desaparición de Javierre, sin embargo, no se ha relacionado hasta el momento con su labor profesional, sino con su vida y relaciones privadas que desconocían los responsables de su empresa, lo que ha dificultado la investigación policial, aunque el resultado de la misma ha sido brillante. Según fuentes del Cuerpo, los agentes de Homicidios estuvieron cerca de hallar el cadáver hace una semana, aunque una falsa pista retrasó su trabajo. El cadáver de Javierre estaba totalmente descompuesto después de un mes abandonado en el trujal y su identificación sólo fue posible a través de las huellas dactilares cotejadas por los especialistas de la Policía Científica.