Faustino Sarroca Serrano, el primer aragonés que se enfrenta a la petición, realizada por sus propios hijos, de que sea condenado a prisión permanente revisable, se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza por matar, en mayo del 2016, a su esposa e intentarlo con dos de sus descendientes -uno de ellos disminuído-. Entre lágrimas reconoció ser el autor de este crimen. La DGA solicita una condena de 49 años de prisión.

Según fuentes judiciales -el acceso a la sala de vistas fue vetado por el magistrado presidente del jurado Julio Arenere-, Sarroca Serrano, de 74 años, aseguró que actuó aquella tarde del 8 de mayo «por desesperación». Decidió acabar con la vida de sus seres queridos porque su mujer, Rosario Roche Artigas, de 72 años, padecía cáncer, un hijo enfermo del corazón y otro tenía una importante discapacidad superior al 80%. A ello añadió que su trabajo en el campo no estaba dando «los resultados esperados».

Echando la vista atrás, este vecino de Santa Isabel, defendido por la penalista Olga Oseira, no dudó en pedir perdón «por el daño ocasionado». De hecho, según estas mismas fuentes, está resignado a cumplir la pena de cárcel que el tribunal le imponga, puesto que sus actos deben ser castigados. Es por ello que junto a la prisión permanente revisable que solicitan los hijos, tanto la DGA, que ejerce de acusación tal y como lo regula la ley de violencia de género, como la Fiscalía solicitan que la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza le condena a penas de entre 46 y 49 años. No obstante, todo apunta a que hoy, durante la segunda sesión del juicio, estas peticiones iniciales se modifiquen a la baja.

Asimismo, es posible que el magistrado dicte sentencia sin entregar el veredicto al jurado, tal y como estaba previsto, después del reconocimiento de hechos que hizo el encausado. La jurisprudencia del Tribunal Supremo así lo entiende.

Los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) que presentaron sus informes aseguraron que el acusado es imputable puesto que sabía en todo momento el alcance y consecuencias de la agresión, si bien un perito psiquiatra defendió una opinión diferente y señaló que Sarroca Serrano estaba sumido en una depresión.

Los hechos ocurrieron en el domicilio familiar de Santa Isabel, que en ese momento habitaba el matrimonio y el hijo disminuido. Sarroca Serrano atacó con una maza de albañil a su esposa y a su hijo cuando se encontraban descansando en el salón de la vivienda después de comer.

Tras el ataque, con ambas víctimas inconscientes, el encausado llamó a su otro hijo, diciéndole que su madre se había puesto muy enferma, con vómitos, y la habían llevado al hospital. El padre le esperó escondido tras las cortinas del salón, y cuando llegó le sorprendió echándole lejía a la cara. Cuando el hijo se llevó las manos a los ojos, por el escozor, también le asestó un par de golpes en la cabeza con la maceta de albañil. Pero el hijo pudo salir y pedir ayuda a su tío y a su primo, que vivían en la casa contigua.

Las víctimas fueron trasladadas al hospital Clínico Lozano Blesa, mientras el agresor era detenido por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, y la mujer acabó falleciendo en el centro hospitalario. Serán los agentes que actuaron los que hoy declararán en el juicio.