Carmen Badía, la fragatina que fue condenada por la extorsión y el asesinato de la psicóloga Anna Permanyer en el 2004 en Barcelona, ha abandonado la huelga de hambre que había anunciado como «indefinida» desde la cárcel de Zuera, donde cumple la pena. La reclusa, de 62 años, solicitaba su excarcelación por enfermedad grave y en concreto por sufrir tres cánceres.

Actualmente se encuentra interna en el módulo de enfermería, un espacio donde no residen mujeres, lo que supone, según el Colectivo de Apoyo a Mujeres Presas en Aragón (Campa), que vive prácticamente en un régimen de aislamiento estando clasificada en segundo grado.

Anna Permanyer desapareció en el 2004 cuando acudía a una cita con su inquilina Carmen Badía para enseñarle una plaza de aparcamiento en el edificio Atalaya de la Diagonal y su cadáver fue encontrado diez días después en un paraje del Garraf cerca de Sitges con fuertes golpes en la cabeza, que tenía envuelta en bolsas de plástico. El móvil fue quedarse con un piso y un aparcamiento de su propiedad falsificando un contrato de arras.

Entre los indicios que incriminaron a Badía, figuraron los envoltorios y ataduras que llevaba el cadáver de la psicóloga, y atado con un cable eléctrico de color rojo que fue reconocido por un amigo suyo. Badía ya fue detenida en 1997 por haber contratado a una pareja de sicarios que acribilló a balazos y acuchilló a su segundo marido. Nunca se demostró su implicación.